La cruz

La cruz Un joven, ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas, orando: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada". El Señor, como siempre, acudió y le contestó, "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras". El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que le había dicho. Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba. Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared. "Señor", susurró, "quisiera esa que está allá". Y el Señor contestó, "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar". Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás. Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.

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La isla de los sentimientos

La isla de los sentimientos Érase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos: la alegría, la tristeza y muchos más, incluyendo el amor. Un día fue avisado a sus moradores que la isla se iba a hundir, por lo que todos los sentimientos se apresuraron a abandonarla. Abordaron sus barcos y se prepararon a partir apresuradamente. Sólo el AMOR permaneció en ella; quería estar un rato más en la isla que tanto amaba, y acompañarla antes de que desapareciera. Al fin, con el agua al cuello y casi ahogado, el AMOR comenzó a pedir ayuda. Se acercó la RIQUEZA que pasaba en un lujoso yate y el AMOR dijo: "¡RIQUEZA llévame contigo! La RIQUEZA contestó: "no puedo, hay mucho oro y plata en mí barco, no tengo espacio para ti". Le pidió ayuda a la VANIDAD, que también venía pasando: "VANIDAD, por favor ayúdame". Le respondió: "imposible AMOR, estás mojado y arruinarías mi barco nuevo". Pasó la SOBERBIA, que al pedido de ayuda contestó: "¡Quítate de Mi camino o te paso por encima! "Como pudo, el AMOR se acercó al yate de¡ ORGULLO y, una vez más, solicitó ayuda. La respuesta fue una mirada despectiva y una ola casi lo asfixia. Entonces, el AMOR pidió ayuda a la TRISTEZA: "¿me dejas ir contigo?". La TRISTEZA le dijo: "Ay AMOR, tú sabes que siempre ando sola y prefiero seguir así". Pasó la ALEGRÍA y estaba tan contenta que ni siquiera oyó al AMOR llamarla. Desesperado, el AMOR comenzó a suspirar, con lágrimas en sus ojos. Fue entonces cuando una voz le dijo: "Ven, AMOR yo te llevo". Era un anciano el que le decía eso. El AMOR estaba tan feliz que se olvidó de preguntarle su nombre. Fue llevado a la tierra de la SABIDURÍA y, una vez allí, el AMOR preguntó a ésta: "¿Quién era el anciano que me trajo y salvó mi vida?". La SABIDURÍA respondió: "era el TIEMPO". "¿El tiempo? Pero ¿por qué el tiempo me quiso ayudar?", dijo el AMOR. La SABIDURÍA le respondió: "Porque sólo el TIEMPO es capaz de ayudar y entender a un gran amor'. No importa cuánto TIEMPO esperemos, si existe el AMOR, el TIEMPO nos ayudará a esperar aquello que más deseamos. Todo es hermoso en el tiempo exacto que Dios tiene para nosotros, ni antes ni después.

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Salmo de la televisión

La televisión es mi pastor, nada me faltará. En delicados sillones me hará descansar; me desviará de la fe; destruirá mi alma. Me guiará por sendas de sexo y violencia por amor al patrocinador. Aunque ande en valle
de sombra de mis responsabilidades cristianas, no temeré interrupción alguna porque la televisión está conmigo. Sus colores y control remoto me infundirán aliento. Aderezas comerciales delante de mí en presencia de mi mundanalidad. Unges mi cabeza con humanismo y materialismo; mi codicia está rebosando. Ciertamente la flojera y la ignorancia me guiarán todos los días de mi vida; y en mi casa mirando televisión moraré por largos días.

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Sermones

Un cristiano escribió al editor de un periódico y se quejaba que no tenia sentido ir a la iglesia cada domingo. "He ido a la iglesia durante 30 años", el escribió, "y en ese periodo he oído mas o menos 3000 sermones. Pero no puedo recordar ni uno solo de ellos. Por eso creo que estoy desperdiciando mi tiempo... y el pastor esta desperdiciando el suyo dando sermones." Esto creo una polémica en la columna de "Cartas al editor", para el deleite del editor. Pasaron semanas hasta que alguien escribió esto que cerro la polémica: "Hace 30 años que estoy casado. Durante ese periodo mi esposa me preparo alrededor de 32.000 comidas, pero no puedo recordar cual era el menú de algunas de ellas. Pero esto es lo que se, que ellas me nutrieron y me dieron la fuerza que necesitaba para realizar mi trabajo. Si mi esposa no me hubiera dado esas comidas, yo ahora estaría muerto." No se realizaron mas comentarios sobre la polémica del sermón...

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