La televisión es mi pastor, nada me faltará. En delicados sillones me hará descansar; me desviará de la fe; destruirá mi alma. Me guiará por sendas de sexo y violencia por amor al patrocinador. Aunque ande en valle
de sombra de mis responsabilidades cristianas, no temeré interrupción alguna porque la televisión está conmigo. Sus colores y control remoto me infundirán aliento. Aderezas comerciales delante de mí en presencia de mi mundanalidad. Unges mi cabeza con humanismo y materialismo; mi codicia está rebosando. Ciertamente la flojera y la ignorancia me guiarán todos los días de mi vida; y en mi casa mirando televisión moraré por largos días.