Habían dos niños que patinaban sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación, cuando de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua. El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo. Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: ¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que lo haya podido quebrar, con esa piedra y sus manos tan pequeñas. En ese instante apareció un anciano y dijo: "Yo sé cómo lo hizo". ¿Cómo ?, le preguntaron. Y el anciano contestó: "No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer" En este mundo donde se nos limita y dice "no le perdones", "no lo merece", "no puedes hacerlo", "ya no lo intentes", recordemos el llamado de nuestro Creador que nos hace recordar que todo lo podemos en El que nos fortalece. No importa si es un rencor, pues se puede perdonar. Si es un dolor, se puede sanar. Si es un problema, se puede solucionar. Por eso en este día recordemos que todo es posible... para el que tiene fe.
Un joven excepcional
Un día frío de invierno, un joven caminaba por una población no muy buena, al doblar en una esquina repentinamente chocó en sus piernas un pequeño de muy poca edad, el pequeño asustado y tiritando se aferró a las piernas del joven, mientras este contemplaba al pequeño escucho unos gruñidos, al levantar la mirada, vio unos perros rabiosos queriendo atacar al pequeño, al darse cuenta se agacho a proteger al pequeño exponiéndose a los perros quienes se abalanzaron mordiéndole y tironeando sus ropas y su piel, el pequeño no hacia más que llorar desesperado. Después de un rato logró ahuyentar a los perros, al incorporarse vio al pequeño con sus ojos llenos de lágrimas y su rostro sucio, tomó su abrigo ensangrentado por el ataque y lo cubrió y limpió sus lágrimas, se propuso llevárselo a su casa mientras encontraba a sus padres. En el trayecto, aparece un hombre muy rudo reclamando a su hijastro, el joven al ver una actitud muy grosera, le negó al pequeño preguntando por su madre, él contestando muy furioso, ¡solo yo soy su familia!, y empujándolo se lo vuelve a reclamar, el pequeño levanta una voz lastimera, "no me deje ir con el", el Joven se niega a entregarlo y el hombre comenzó a golpear al Joven con lo que encontraba, nuevamente protegiendo al pequeño, se agacha para que no le pase nada, y empieza a llover muy fuerte. Viendo el hombre que por más que lo golpeara no soltaría al pequeño, y que el clima se estaba poniendo peligroso por una posible tormenta, le dice: "haz lo que quieras con el mocoso". El joven se incorporó muy adolorido, y más ensangrentado que antes; toma al pequeño en sus brazos para cuidarlo de la fuerte lluvia y el frió, el viento lo movía de un lado a otro de la calle, pero logra llegar a su casa, pone al pequeño en el baño, lo lava, cura sus heridas, y le pone ropa limpia que encontró de sus hermanos menores, lo lleva a la cocina y le da de comer. Pronto llega el padre del Joven y al verlo maltratado, su rostro hinchado y su cuerpo magullado, le pregunta que le ocurrió; el Joven le cuenta todo, y le dice Padre ¿puede quedarse a vivir en nuestra casa?, yo lo cuido como a mis otros hermanos, el padre lo mira con orgullo y lo abrasa, y mirando al pequeño le extiende sus brazos y le dice, ven yo seré ahora tu padre. ¿No es lo que Hizo Cristo por nosotros?, los perros son los demonios que nos atormentaban, el padrastro era Satanás que era nuestro dueño, la tormenta nuestros problemas y dificultades, más Cristo nos salió al encuentro.
Tal como eres
El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: "Cachorritos en venta". Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y
pronto un niñito apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?" El dueño contestó: "Entre $30 y $50". El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: "Solo tengo $2.37... ¿puedo verlos?". El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba. "¿Que le pasa a ese perrito?", preguntó. El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida. El niñito se emocionó mucho y exclamó:"¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!". Y el hombre replicó: "No, tu no vas a comprar ese cachorro, si tu realmente lo quieres, yo te lo regalo". Y el niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. El vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo". El hombre contestó: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos". El niñito se agachó y se levantó la manga de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda". El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lagrimas... sonrió y dijo: "Hijo, solo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tengan un dueño como tú". En la vida no importa quién eres, sino que alguien te aprecie por lo que eres, y te acepte y te ame incondicionalmente. Un verdadero amigo es aquel que llega cuando el resto del mundo se ha ido.
Clavos en la puerta
Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería clavar
un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta... Su padre lo tomo de la mano y lo llevo hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, y te enojas eres capaz de dejar cicatrices en las personas exactamente como las que aquí ves, y es necesario que estas luego sean sanadas". Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho o disculparte, pero del modo como se lo digas, lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Los amigos son en verdad una joya rara. Ellos te hacen reír y te animan a que tengas éxito. Ellos te prestan todo, comparten palabras de elogio y siempre quieren abrirnos sus corazones. Muestra a tus amigos cuanto te importan y envía este mensaje a quien consideres tu AMIGO TU ERES MI AMIGO Y PARA MI ES UN HONOR. Este mensaje me lo envió un amigo y ahora te lo paso a ti. Por favor perdóname si alguna vez deje una cicatriz en tu puerta.
La otra mujer
Después de 21 años de matrimonio, descubrí una nueva manera de mantener viva la chispa del amor. Desde hace poco decidí salir con otra mujer. En realidad había
sido idea de mi esposa. -Tú sabes que la amas- me dijo un día, tomándome por sorpresa. La vida es demasiado corta debes dedicar tiempo. -Pero yo te amo a ti- protesté. -Lo sé. Pero también la amas a ella. La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi madre, quien era viuda desde hacía 19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente. Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine. -¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? me preguntó. Mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias. -Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo -le respondí- Los dos solos. Reflexionó sobre ello un momento. -Me agradaría muchísimo.-dijo. Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... y ¡por Dios cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y usaba el vestido con que celebró su último aniversario de boda. Su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel. -Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas. Me comentó mientras subía a mi auto-. No pueden esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra velada. Fuimos a un restaurante no muy elegante pero sí acogedor, mi madre se aferró a mi brazo como si fuera "La primera dama". Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaban en los labios. -Era yo quien leía el menú cuando eras pequeño - me dijo. -Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor -respondí. Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine. -Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas invitar - dijo mi madre cuando la llevé a casa. Asentí. -¿Cómo estuvo tu cita? - quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche. -Muy agradable... mucho más de lo que imaginé... - Contesté. Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada. Al poco tiempo recibí un sobre con copia de un cheque del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo, y una nota que decía: -" La cena la pagué por anticipado, estaba casi segura, de que no podría estar allí, pero igual pagué 2 platos uno para ti y el otro para tu esposa, jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. Te amo". En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: "TE AMO" y de darle a nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante que Dios y tu familia, dales tiempo, porque ellos no pueden esperar.