Detrás de cada hombre hay una historia

Detrás de cada hombre hay una historia Debo confesar que no fue fácil sentarme a escribir mis experiencias con el Señor. Pero a petición de un hermano a quien estimo mucho por su humildad lo intentaré, con el único propósito de
que quien lea estas experiencias pueda sentirse como yo. Alguien muy especial para Dios. Salvados de la muerte en una Guerra. En el año de 1969 mi país, El Salvador y Honduras libraron una Guerra, a la que se le denomino la Guerra del fútbol, o Guerra de las 100 horas, porque según las estadísticas eso fue lo que duro. Mi familia se había trasladado a Honduras en busca de una mejor manera de vida, pues se sabia que aquel país poseía tierras fértiles. Lo cual facilitaría la labor de mi familia agricultora. Cuando se desató la Guerra, los hermanos Hondureños nos sacaron de su país, sin darnos tiempo de vender nada, salimos de madrugada me acuerdo yo, en una vieja carreta, haciendo el menor ruido posible para no ser escuchados por los vecinos y correr el riesgo de que nos mataran allí mismo. En la orilla de la muerte. Bueno pero en el camino los soldados Hondureños tenían retenes y bajaban a todos los que no eran de Honduras y eran de El Salvador y los mataban allí mismo. Cuando nosotros llegamos al reten, vi a mi padre inclinar su rostro, era seguro que nos iban a matar, lo habían hecho con los que pasaron antes que nosotros, ¿por qué no lo iban a hacer con nosotros también? ¿qué le pasa a papá le pregunte a mi madre? Esta orando contesto, Le escuche decir, hay Juana nos van a matar, (Juana es el nombre de mi madre) y mis hijos tan pequeñitos, que culpa tienen le dijo. ¿quien nos va a matar pregunte? No nada susurro mi padre. Para no infundirme miedo. ¿cuantos salvadoreños van en este bus? escuche decir al militar, solamente nosotros dijo mi padre con voz entrecortada, mi familia y yo, ¿cuantos son? Dijo, somos doce contesto mi papá. Déjalos ir le gritaron de abajo al hombre, no les hagan daño son cristianos. En ese momento mi corazón latía a una velocidad que no la he vuelto a sentir en mi vida. de esa manera me libro Dios de la muerte aquel invierno de Julio de 1969.