Las cuatro esposas Había una ves un rey que tenia todo y sobre todo aquello tenia 4 esposas, pero un día se entero de que tenia una enfermedad muy grave, entonces en sus últimos momentos solo quería una cosa, entonces hablo a la cuarta esposa que estaba con ropas muy elegantes y muy bonita y le dijo: esposa mía tu eres a la que mas amo, yo que te he dado lo mejor y te he tratado muy bien te he dado las mejores ropas pero ahora en estos mis últimos momentos de vida podrías irte conmigo (morir conmigo) y la esposa respondió: !!!!!! nooo ¡¡¡¡¡ y se dio la media vuelta y se fue. Luego el rey mando llamar a la tercera esposa que estaba con muchas joyas preciosas y le dijo: esposa mía a ti también te quise mucho te di las mejores joyas y siempre te cuide mucho pero ahora en estos mis últimos momentos de vida podrías irte conmigo y la tercera esposa dijo: hay no, cuando tu te mueras yo me voy a casar con otro y se dio la media vuelta y se fue, luego mando llamar a la segunda esposa y le dijo: esposa mía a ti también te quiero pero en estos mis últimos momentos de vida podrías irte conmigo, y la segunda esposa le dijo: mira, lo mas que puedo hacer por ti es enterrarte, y se dio la media vuelta y se fue. Entonces se oyó una vos que decía yo me iré contigo ....................era la primera esposa y el rey dijo: esposa mía en estos momentos como lamento haberte descuidado y no haberte tratado bien. Esto pasa en la vida. La primera esposa representa las ropas que tenemos que al morir nosotros, las ropas se quedan aquí. Lla segunda esposa representa las joyas, que nosotros decimos que son nuestras, pero al morir terminan en las manos de otros. La segunda esposa representa a los familiares, que al morir lo único que pueden hacer por nosotros es enterrarnos La primera esposa representa el alma, que mientras estamos vivos le damos mas valor a las cosas materiales y la descuidamos y nos olvidamos de ella, pero al final es lo único que se queda con nosotros al morir.
Las cuatro esposas
Yo sabia que serias un ángel. ¡Y lo fuiste!
Yo sabia que serias un ángel. ¡Y lo fuiste! Se nos parte el corazón al pensar en padres que pierden a sus preciosos hijos. Hubo un padre que le escribió un tributo a su pequeña hija llamada Bristol. Loque sigue a continuación es lo que él escribió: Querida Bristol: Antes que nacieras ore por ti. En mi corazón yo sabia que serias un ángel. ¡Y lo fuiste!. Cuando naciste, en el mismo día de mi cumpleaños, el 7 de abril, fue evidente que eras un regalo especial enviado por Dios. Pero, ¡qué regalo más maravilloso llegaste a ser!. Más que tus hermosos balbuceos y tus mejillas rosadas, más que el gozo indecible de que fueras nuestra primogénita, nuestra primera hija, mas que ninguna otra cosa en toda la creación, me mostraste el amor de Dios, Bristol, tú me enseñaste a amar. Por supuesto, yo, te ame cuando eras muy delicada y linda, cuando te diste vuelta y te sentaste balbuceando tus primeras palabras. Te amé cuando sentimos el agudo dolor de saber que algo andaba mal, que tal vez no estabas desarrollándote tan rápido como los demás niños de tu, edad y también te amé cuando supimos que lo que te sucedía era más serio que eso. Te amé cuando fuimos de un médico a otro y de hospital en hospital, tratando de encontrar un diagnóstico que nos diera alguna esperanza. Y desde luego, siempre oramos por ti incesantemente. Te amé cuando uno de los exámenes produjo que te extrajeran demasiado fluido espinal y te pusiste a gritar. Te amé cuando llorabas y gemías, cuando tu mamá, tus hermanas y yo íbamos por horas en el auto para ayudarte a que te pudieras dormir. Te amé, con mis ojos llenos de lágrimas, cuando, confusa, frágil, te mordías involuntariamente los dedos o el labio y cuando te pusiste bizca; y después cuando te quedaste ciega. Naturalmente, te amé cuando ya no podías hablar, pero ¡cómo extrañé no oír mas tu voz! Te amé cuando la escoliosis comenzó a torcer tu cuerpo como si fuera una "S" cuando pusimos un tubo dentro de tu estómago para que pudieras comer porque te ahogabas con la comida, que te dábamos por cucharadas tardándonos hasta dos horas en cada comida. Pude amarte cuando tus miembros retorcidos me impedían que fácilmente te cambiara los pañales sucios. ¡Cuántos pañales! Diez años cambiándote pañales. Bristol incluso te amé cuando ya no podías decir las palabras, que más anhelaba oír en esta vida: ''Papi, te amo" Bristol, te amé cuando me sentía cerca de Dios y también Él parecía estar muy lejos de mí. Cuando estaba lleno de fe y también cuando estaba enojado con Él. Y la razón por la que te ame, mi Bristol, a pesar de todas las dificultades, fue que Dios puso su amor en mi corazón. Esta es la maravillosa naturaleza del amor de Dios, que Él nos ama aun cuando nosotros estamos ciegos, sordos o torcidos, en nuestro cuerpo o aun más, en nuestro espíritu. Dios nos ama aun cuando no podemos decirle a Él que también le amamos. Mi querida Bristol, ahora estas libre y de acuerdo con las promesas de Dios nos reuniremos contigo y con Dios, libres de imperfecciones y llenos de gozo. Estoy tan contento de que Dios te haya puesto en nuestras vidas. Antes que nacieras, ore por ti. En mi corazón sabía que serías un ángel, y lo fuiste. Te ama, Papa.
El hijo del Capitán
El hijo del Capitán Un barco pesquero se disponía a zarpar hacia un día de trabajo, entre la tripulación iba el hijo del capitán que a la vez es era el dueño del barco. Ya estando en alta mar una tormenta sacudió con furia la embarcación, las fuertes olas hicieron que el barco chocara contra un arrecife de coral abriendo éste una hueco en el casco del barco; enseguida el agua empezó a entrar violentamente amenazando con hundir el navío, todos los tripulantes comenzaron a gritar:-!Auxilio, nos hundimos que alguien nos ayude¡- De repente el hijo del capitán le dijo a su padre:-!Papá, yo iré a tratar de hacer algo!- El viejo capitán accedió, el joven bajó hasta la bodega del barco. Pasado un lapso de tiempo todos comenzaron a notar que el barco ya no se hundía y gritaron de alegría, pero el hijo del capitán no regresó jamás, dándose por ahogado. Cuando el barco fue sacado al astillero para ser reparado, la tripulación y los que iban a repararlo con gran asombro y tristeza vieron el cuerpo del hijo del capitán estaba trabado en el boquete que se había abierto. El muchacho sabía que nada se podía hacer por reparar el daño, así que en un esfuerzo y sacrificio el joven tapó con su propio cuerpo el hoyo. Hermanos, así mismo Cristo en un sacrificio de amor, tapó con su cuerpo el hueco de nuestra alma por donde las aguas de la condenación eterna nos amenazaban con ahogarnos el la lúgubre eternidad sin Dios, con cierta razón alguien dijo que el vacío del corazón del hombre es del tamaño de Dios.
Dios cuida mi casa
Dios cuida mi casa Hace poco tiempo fui a visitar a un hermano de nuestra congregación, con el fin de saber el porque no había asistido a las reuniones. Al hablar con él, me dijo: "Mi esposa esta de viaje y no quiero dejar la casa sola, debido a muchos robos que se han efectuado en mi barrio." Al llegar a mi casa mi esposa preguntó: ¿Como te fue?; al comentarle sobre lo que el hermano me había dicho, nuestro hijo menor (5 años) me dijo en tono de pregunta: ¿vos no le dijiste que Dios le cuida la casa?. Todo quedo, aparentemente allí, pero, en la próxima reunión apareció el hermano y mi pequeño hijo lo confronta diciéndole lo siguiente: Hermano, ¿porque no venía a la iglesia? ¿no sabía usted que Dios le cuida su casa?. Esto nos hizo reflexionar que Dios nos habla a través de la persona o personita que menos esperamos. ¿Creemos que Dios cuida de nuestra casa?
No te olvides del pato
No te olvides del pato Había un pequeño niño visitando a sus abuelos en su granja. El tenia una resortera (catapulta) con la que jugaba todo el día, practicaba con ella en el bosque pero nunca daba en el blanco. Estando un poco desilusionado, regresó a casa para la cena. Al acercarse a casa, divisó al pato mascota de la abuela. Sin poder contenerse, usó su resortera y le pegó al pato en la cabeza y lo mato. Estaba triste y espantado, y todavía en pánico, escondió el cadáver del pato en el bosque. Pero se dio cuenta que su hermana lo estaba observando. Lucrecia lo había visto todo pero no dijo nada. Después de comer la abuela dijo, "Lucrecia, acompáñame a lavar los platos." Pero Lucrecia dijo, "Abuela, Pedro me dijo que hoy quería ayudarte en la cocina, ¿no es cierto Pedro? Y ella le susurró al oído: "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces, sin decir nada, Pedro lavó los platos. En otra ocasión el abuelo preguntó a los niños si querían ir de pesca, y la abuela dijo, "Lo siento pero Lucrecia debe ayudarme a preparar la comida." Pero Lucrecia con una sonrisa dijo, "Yo si puedo ir, porque Pedro me dijo que a él le gustaría ayudar." Nuevamente le susurró al oído "¿Recuerdas lo del pato?" Entonces Lucrecia fue a pescar y Pedro se quedó. Transcurridos muchos días en que estaba haciendo sus propias tareas y las de Lucrecia, finalmente él no pudo mas. Fue donde la abuela y confesó que había matado al pato. Ella se arrodilló, le dio un gran abrazo y le dijo, "Amorcito, yo ya lo sabia. Estuve parada en la ventana y lo vi todo, pero porque te amo te perdoné. Lo que me preguntaba era hasta cuando permitirías que Lucrecia te tenga como esclavo. ¿Hasta cuándo permitirás que tus pecados sin confesar te mantengan esclavo? Hoy puedes gozar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios