Aun así, lo haré En días pasados, ví en la TV una escena poco usual, una escena que nunca había visto antes, y que me hizo sacudirme hasta lo mas profundo de mi ser. El día comenzaba igual, con la misma rutina de muchos días anteriores: El despertador sonó. Después de desperezarme, me metí a bañar, luego, por supuesto, me vestí. Estaba ocupado en ello, y en la TV pasaba una serie como muchas de las que comúnmente pasan en los días previos a la Semana Mayor. Ustedes las han visto. Series televisivas y películas en donde reproducen la Pasión de Jesús mas o menos fielmente, y mas o menos de la misma manera en todas. Los mismos eventos que conocemos del evangelio, pero con otros actores. Pero esta serie tenía algo especial. En la escena donde Jesús oraba en el huerto de Getsemaní, antes de ser aprehendido. Pero en esta escena, el enemigo tentaba a Jesús. En la escena, el enemigo llevaba a Jesús a un campo de batalla en la Segunda Guerra Mundial. La escena era desgarradora: bombas, disparos, fuego, sangre, muerte, odio por doquier. Los soldados morían por racimos. Tal vez esos hombres enemigos profesaban la misma religión, tenían las mismas creencias sin embargo, se mataban y caían por todas partes. El diablo le dijo a Jesús: " Por gente como esta quieres morir? Que no te das cuenta que nunca cambiarán? Porque tienes que sufrir lo que te espera, si ellos nunca lo valorarán? Con solo chasquear los dedos, estarías en 1 segundo con tu Padre. Sólo hazlo." Por un momento, sólo se podía escuchar el ruido de las balas. Sin embargo, nuestro Dios, majestuoso y poderoso, le dijo al diablo: "Yo he venido al mundo a salvarlos, y a morir por ellos. Es cierto que muchos de ellos no apreciarán lo que estoy próximo a hacer, pero muchos de ellos sí lo harán, y se gozarán cada vez que recuerden este día, porque he venido a eliminar la carta de adeudo que tienen, y a hacerlos libres..y eso voy a hacer, por duro que sea." En ese momento, el diablo se fue, e inmediatamente Jesús regresó a la escena del prendimiento en el huerto, entonces llegaron los fariseos, Judas, y los guardias. La escena me impactó. Y es que es verdad, muchas de las veces, como nos enseñaba nuestro Pastor en días pasados, no entendemos el valor de la sangre. El valor de SU sangre. Ahí mismo me gocé por el amor que Dios nos tiene, y, por supuesto, mi día comenzó mucho mejor.
La joya de imitación
La joya de imitación Un hombre decidió adquirir un anillo, por lo que se contactó telefónicamente con un Joyero de su ciudad, y le pidió que le visitase en su domicilio. Muy feliz el joyero, ante la expectativa de un buen negocio, tomó un maletín con Joyas y se dirigió rápidamente a la dirección que le habían dado por teléfono. Tocó nerviosamente el timbre y esperó que le abrieran. Un anciano le abrió la puerta y le invitó gentilmente a entrar al living de su casa, luego de lo cual le pidió que le mostrase las joyas. Habían de todas clases, y de todos los precios. Algunas realmente excepcionales en su belleza. El anciano consultó cuál era la más cara. El joyero orgulloso y feliz, exhibió un anillo precioso cuyo resplandor hasta encandilaba al verlo. Su precio era altísimo, toda una verdadera fortuna. El anciano sacó el dinero y lo pagó, devolviéndolo a su lugar. Extrañado el joyero preguntó que significa todo aquello. El anciano consultó cuál era la joya más barata que tenía. Sin entender absolutamente nada, el joyero le mostró un anillo de imitación, sin brillo, sin ninguna belleza una burda baratija de imitación. El anciano le dijo: "me quedo con éste". Aún sin entender nada, el joyero preguntó: "Pero si Ud. ha pagado el precio de una joya verdadera, la más cara, ¿Por qué opta por quedarse con esa burda imitación de tan bajo precio?" A lo que el anciano simplemente respondió: "Porque simplemente, la quiero". Si te pones a pensar, fue precisamente lo que Jesús hizo contigo y conmigo. Pagó un alto precio por alguien que -en opinión de el mundo- no valíamos absolutamente nada. El amor de Jesús es tan grande, que habiendo pagado ese precio tan alto, ha optado por quedarse con lo vil y despreciado. ¡Bendito el Amor de Jesús! Para mi Dios que vive y reina para siempre, toda honra. gloria y alabanza. Bendiciones.
Soy movimiento
Soy movimiento Era uno de esos días regulares de trabajo y me encontraba en mi oficina de la Universidad cuando entra una profesora y amiga. Comenzamos a hablar y
como de costumbre yo no perdí la oportunidad de hablarle de mis experiencias pasadas y como Dios ha cambiado mi vida. Entonces ella procedió a decirme una ilustración que me hizo pensar a profundidad. Ella me dijo: "Sol, si tu tomas una piedra y la lanzas al agua, esa piedra inmediatamente se perderá en las profundidades, pero el movimiento del agua permanecerá por algunos segundos para indicar que algo sucedió en ese lugar. Ese movimiento eres tu. Dios te ha permitido pasar por todas esas experiencias para que ahora tu seas luz a otros, y hables las grandezas que Dios ha hecho contigo. La experiencia pasó pero queda el resultado; el movimiento, que eres tu." Esas palabras tan ciertas, me hicieron recordar que este evangelio será predicado por testimonio y que todos, así como el agua agitada por algún objeto, somos movimiento al mundo que se pierde. Y tu querido amigo ¿te estás dejando sentir?
El rey más justo
El rey más justo En una región muy lejana reinaba Jorge II, el cual se destacaba por su tiranía y por su prepotencia, el pueblo cansado de esto se alzó en armas pues no resistían más la opresión. Después de haberle matado y expuesto públicamente, quedó la necesidad de tener un rey justo, el cual les gobernara. Después de reunirse por varios días se proclamó un llamado para candidatos a Rey, que decía de la siguiente manera: "Cualquiera que sea capaz de traer a su primogénito para ser decapitado en la plaza central, será candidato al reinado de esta nación." Pasaron algunos días y no se presentó nadie. De pronto, pasado un mes un hombre bueno y justo, reconocido entre sus vecinos, fue capaz de cometer tal atrocidad. Si eres tan bueno, ¿porque mataste a tu hijo?, le preguntaron, a lo cual respondió: Lo analicé por 30 largos días, y el amor por mi nación me llevó a esta difícil situación. Hoy entregué a uno, pero puedo rescatar a miles. Dicho esto le alababan y su reinado fue largo y fructífero.