Sabes dirigir una pregunta?

La respuesta a una pregunta depende en mucho de cómo vos la hagas. Como los vendedores de experiencia lo saben, las preguntas hechas de una manera positiva o negativa, casi siempre provocan una respuesta de acuerdo.
Un estudiante de sicología entró en el ejército decidido a probar esta teoría. Le asignaron entregar frutos al final de la línea de comida.
«¿No quiere frutos, verdad?», preguntó a los primeros hombres, el noventa por ciento dijo: «No».
Entonces probó el método positivo: «¿Quiere algunos frutos, verdad?» Casi la mitad respondió: «Este… sí… Tomaré

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Reclamos de justicia

Al hablar de injusticia me viene a la memoria, el relato de un misionero muy famoso que vivía en las costas de Colombia. En esos momentos echó una última mirada al oleaje del mar que rugía con intensidad en aquellas horas de la tarde. Ese mar siempre le había gustado. Y en varias ocasiones pasó buen tiempo viendo atardecer. Le encantaban las imágenes del sol muriendo en el horizonte.
Aquellos recuerdos los hizo con nostalgia. Sabía que difícilmente regresaría pronto a Buenaventura, el puerto colombiano sobre el Pacífico. Salía de aquella ciudad tras recibir múltiples amenazas de muerte. Llegaron a través de terceras personas. Le advertían que lo mejor, aunque le doliera en el corazón, era abandonar sus tareas y por ende sus convicciones.
Antes de tomar la decisión lo pensó muchas veces. Tenía adelantado un trabajo social, que difícilmente la gente de los

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Cosas de niños, todavía podemos terminarlas

Esta historia, estoy seguro que mas de uno la ha vivido, pero tal vez no le tomo su peso como corresponde. Es una historia que se da en todos los colegios cuando somos chicos, por que es parte de las tacticas de los profesores para lograr la armonía en el aula. Bueno se las relato. Pero sepan que este relato no es mío.
Cierto día una maestra pidió a sus alumnos que pusieran los nombres de sus compañeros de clase en una hoja de papel, dejando un espacio entre nombres. Después les pidió que pensaran en la cosa más linda que pudieran decir de cada uno de sus compañeros y que lo escribieran debajo de su nombre.

Tomó el resto del período de la clase la tarea encomendada para poder terminar lo pedido. A medida que los alumnos dejaban el aula, entregaban a la maestra la hoja de papel.

Durante el fin de semana la maestra escribió el nombre de cada uno de sus alumnos en hojas separadas de papel y copió en ella todas las cosas lindas que cada uno de sus compañeros había escrito acerca de él.

El lunes ella entregó a cada alumno su lista. Casi inmediatamente toda la clase estaba sonriendo. "¿Es verdad?”, escuchó a

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El Naranjo de la reconciliación

Cuenta la historia que un joven que regresaba a su casa, lo hacía con un corazón muy cargado. Cada vuelta que hacían las ruedas del colectivo parecían decirle: «Es por demás, es por demás...» Ya tenía ocho años de no ver a sus padres. Se había ido de la casa de manera violenta, y en sus desventuras de rebeldía había tenido varios encuentros con la Policía. La última de estas acciones había dejado por saldo que fuera preso. Y antes de salir de la cárcel les escribió a sus padres diciéndoles que quería regresar al hogar, pero esto solo si ellos lo perdonaban.

En el patio de la casa de sus padres había una planta de naranjas. Este joven recordaba que el colectivo pasaba por atrás de su casa y desde el colectivo se podía ver el Naranjo. Por esa razón en la carta a sus padres les había puesto lo siguiente: «Si al pasar por la casa veo un pañuelo blanco en la planta de Naranja del patio, sabré que me han perdonado y me bajaré del colectivo en la siguiente parada. Si no lo veo, seguiré de largo rumbo a no sé donde.»

Mientras el colectivo se acercaba a su pueblo y por supuesto a la casa, su preocupación se tornó en agonía. No podía aguantar

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