La Ofrenda Un día cierto niño se dirigía a la Escuela Dominical, su madre le había dado dos monedas, una era para ofrendar y la otra era para uso personal de él. Al ir
el niño por el camino hacia la Iglesia, tomó una de las monedas y comenzó a jugar con ella, corría y lanzaba la moneda hacia arriba, a cierta distancia antes de llegar a la Iglesia, el niño tiro nuevamente la moneda hacia arriba y no pudo controlarla en el aire, cayendo ésta al suelo y rodó por la cera de la calle, a tal punto que sin poder evitarlo, la moneda se fue dentro de un tragadero de agua, el niño al ver que era imposible recuperar la moneda, estaba muy preocupado, pero de pronto su rostro volvió alegrarse, y dijo, bueno, Señor, que lastima fue tu moneda la que se me fue dentro del tragadero de agua. ¿Cuantas veces tu has pensado darle una ofrenda al Señor, y cuando vas a entregarla a la Iglesia, te detienes y quitas parte de la cantidad que ibas a entregar? ¿Cuántas veces has dado a tus hijos, esposa y/o amigo, familia, lo que ibas a entregar como ofrenda, para ayudar según tu a la otra persona? La Palabra de Dios dice mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas, porque Dios no se agrada de los insensatos. Recuerda lo que tu y yo sembramos eso es lo que cosechamos. Dios te bendiga.