Eran amigos hasta que un negocio estuvo de por medio. Los dos hicieron una propuesta publicitaria. Estaba en juego un contrato millonario con una empresa trasnacional. Y llegado el momento, fue como si los años pasados en compañía en la universidad, las prácticas profesionales y hasta los primeros trabajos soñando con hacer empresa, hubieran quedado en el olvido o en el mejor de los casos hubiesen sido eliminados con un brochazo.
Cada uno sacó la mejor partida del momento. Echó por tierra ejecutorias de su compañero y dimensionó las grietas halladas en el cumplimiento de contratos. "Mi propuesta es la mejor", dijeron cada uno en su momento, en incidentes aislados.
Descubrir que no les dieron el contrato, fue una desilusión mayor. Los volvió a unir. Pero en su momento, cada cual descubrió la deslealtad de aquél a quien llamaba amigo.
Uno de ellos, que iba a la iglesia junto con su esposa y un hijo pequeño, reflexionó en el daño que había causado. "No debí expresarme así de mi amigo", razonó. Ya era tarde para cualquier consideración. Sólo entonces comprendió que, como cristiano, no podía dar lugar a ese tipo de actitudes, que no honraban a Dios y causaban dolor a quienes eran víctimas de sus ataques.
Es hora de auto evaluarnos
En una sociedad como la nuestra, en donde prima lo material antes que lo espiritual, el cristiano se ve tentado a obrar como lo hacen todos en el mundo. Es como una fuerza que arrastra, sin dar oportunidad a pensar bien lo que se hace.
Muchos siglos atrás el profeta escribió, hablando en nombre de Dios: "¡Ay de mí! Soy como el que rebusca después de la cosecha, y ya no encuentra uvas ni higos, esos frutos que querría comer. Ya no quedan en el mundo hombres rectos ni fieles a Dios; todos esperan el momento de actuar con violencia; los unos a los otros se ponen trampas" (Miqueas 7:1, 2. Versión Popular).Observe cuidadosamente el texto y descubrirá que es una radiografía de lo que acontece hoy. Millares de cristianos no ofrecen los frutos que se esperaría por su condición de discípulos de Jesús. Los principios de la mundanalidad están tomando fuerza. Además, cada día se marcha más en la delgada frontera que separa a un seguidor de Dios y el que anda conforme a los postulados del mundo.
Es hora de que nos auto evaluemos, identifiquemos en dónde estamos fallando y procedamos a aplicar correctivos. Nuestro testimonio de vida debe impactar al mundo. Sólo así ganaremos muchas almas que corren el peligro de perderse por la eternidad...
No hay quien haga lo bueno
¿Acaso es grato con las bendiciones de Dios?
La oportunidad llegó aquella mañana fría, camino del trabajo, mientras se desplazaba en un vehículo colectivo. Los vidrios estaban empañados y aún los bordes de los asientos, de aluminio, estaban helados. Dibujó una figura sobre la superficie empañada del vidrio. Lo hizo con curiosidad, como de una niña que descubre algo nuevo.
La persona que viajaba junto a ella, hizo un comentario. Le informó sobre los últimos reportes meteorológicos para el país. "El invierno se extenderá por dos meses más", le dijo con desconsuelo. A continuación, estimulada por la preocupación que llevaba dentro, le expresó su inquietud. "Dios es injusto porque yo vivo de vender artículos en una acera, y ahora no tendré qué llevar a mi familia".
Sin proponérselo, aquellas palabras de desesperanza se convirtieron en su mejor excusa para iniciar un diálogo en el que le habló de la forma como Dios cuida de sus hijos. Le refirió los alcances del amor del Creador y las manifestaciones de ayuda a quien se lo pedía.
Fue un testimonio rápido pero vívido, en el que relacionó lo que había experimentado. "El Señor nunca me ha dejado sola", precisó.
Le habló del sacrificio redentor de Jesucristo, pero esencialmente, del amor y de la misericordia divinas para quienes consideran que no tienen salida a su crisis. Fue eficaz. Antes de bajarse del microbús, le invitó a hacer decisión de fe. Era una nueva alma ganada para el reino de Dios...
Guarde gratitud hacia Dios
Los seres humanos y por una extraña razón, siempre esperamos lo mejor de la vida sin dar nada a cambio. Y en algunos casos, no valoramos la manifestación amorosa de Dios, obrando milagros en nuestro ser o tal vez, ayudándonos a superar períodos de angustia.
El salmista nos dio un ejemplo de gratitud hacia el Supremo Hacedor cuando escribió: "Señor, siempre diré en mi canto, que tú eres bondadoso; constantemente contaré que tú eres fiel. Proclamaré que tu amor es eterno; que tu fidelidad es invariable, invariable como el mismo cielo" (Salmo 89:1, 2. Versión Popular).
Que no pase un día sin que haga un inventario sobre todas bendiciones recibidas del Creador, y que tampoco sin expresar su agradecimiento por la provisión divina. Es una forma que tenemos los hijos de Dios, de expresarle amor, agradecimiento y honra. Él se lo merece todo...
¿Cómo va su vida cristiana?
Al vecino de enfrente todos lo identificaron como cristiano evangélico desde que llegó al barrio. Alegre, extrovertido, dispuesto a ayudar a los demás, decente al hablar y ajeno a toda palabra soez. A la imagen que ofreció entre las gentes del sector se sumaba la enorme Biblia, con canto dorado y letras plateadas, que a metros permitía identificarle como asistente a algún servicio religioso.
Todo marchó bien hasta el día en que, próximo a navidad, abrió las puertas de su casa para recibir invitados. Celebraban el cumpleaños de su esposa. Hasta allí, todos pensaban que era normal. ¿Qué de malo tenía que arreglaran la sala con globos de colores, compartieran un pedazo de pastel, tomaran fotografías y compartieran anécdotas? Luego vino la música y el argumento de que "unos cuantos traguitos no venían mal".
--¿Tuvo fiesta anoche?—le dijeron con diplomacia para enfatizar que no solo escuchó ritmos de salsa y merengue a todo volumen, sino que además, no dejaron dormir a nadie con la algarabía.
--Una reunión familiar—explicó--: Ser cristiano implica también divertirse--.
Cuando llegó la Feria de Santiago de Cali, famosa en todo el mundo por el ambiente carnavalesco que se percibe en todas partes, llegó un amanecer pasado de alcohol. Lo vio el celador de la cuadra y lo compartió con varias personas:
--El evangélico se emborrachó anoche. Llegó prendiéndose de las paredes para no caerse—murmuró con un dejo de burla en la voz.
Esa metamorfosis que tomó un cariz acelerado, sin que él por supuesto dejara de ostentar su condición de creyente, avanzó hasta el día en que al visitarle alguien, comprobó que tenía imágenes a las cuales había encendido veladoras.
--Uno tiene que ayudarse—aseguró para explicar lo bochornoso de la situación.
Nadie sabe qué pasó con el vecino, lo cierto es que un domingo se marchó.
--Espero que conozcan a Cristo personalmente—les dijo a todos los que fueron a despedirle.
Ana Martínez, una mujer católica de tiempo atrás, se persignó y dijo:
--Ni loca que estuviera... Si así son los evangélicos, bebedores y desordenados, prefiero seguir donde estoy—¿Cómo anda su testimonio de vida?
Cuando nos confrontamos con nuestra fe, mediante un examen cuidadoso y honesto, es probable que identifiquemos fallas pero también, los correctivos que con ayuda de Dios debemos aplicar.
Jamás debemos olvidar que, como creyentes en Cristo, estamos llamados a ser ejemplo, tal como lo advirtió el apóstol Pablo a uno de sus discípulos: "Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros." (Tito 2:6-8).Vivir a Cristo es renovarse de día en día y lo logramos, en la medida en que evaluamos errores y buscamos corregirlos con ayuda del Creador.
¿Por qué "obran" prodigios las imágenes?
No se trata de una celebración común. Las gentes se preparan con antelación para ofrecerle lo mejor. Llevan desde víveres y agua, hasta dinero. Es su forma de invocar la misericordia de una figura que a muchos despierta temor. Es "Santa Muerte". Las rogativas las realizan a comienzos de cada mes en procura de amor, salud y libertad.
La celebración ocurre en varios poblados de México. Incluso han dedicado un templo a su servicio, en Tepito, uno de los barrios de la ciudad capital. Raymundo Olvera, el propietario del singular centro de reuniones, comenta que mensualmente registran lleno total e incluso, la invasión de calles cercanas: "Nadie quiere perderse la invocación a la Santa Muerte".
En torno a la efigie hay decenas de velas y veladoras así como papelitos, escritos a mano y con letra minúscula, con la cual expresan peticiones.
"¿Por qué se reciben hechos portentosos cuando se clama a esa imagen si no tiene poder alguno?" preguntó en un conocido programa radial alguien que defendía el culto. La respuesta salta a la vista: Quien responde no es Dios ni las fuerzas del bien, sino el propio diablo tal como lo advierte el apóstol Pablo: "Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz." (2 Corintios 11: 14 a).Hay quienes encubren de qué se trata esta expresión cúltica nacida en la época prehispánica en el hoy estado de Veracruz, al denominar la estatua como "Niña blanca"; sin embargo todos saben que se trata de una exaltación a las fuerzas ocultas de maldad.
¿A quién pides un milagro?Es probable que usted tenga algún tipo de adoración a ídolos y su argumentación sea la misma. "He visto respuesta". Pues tal atención a sus peticiones no es de Dios sino del mundo del ocultismo y es una práctica que debe dejar de lado, porque también las Escrituras son claras al advertir que quienes están relacionados con la hechicería y ramas ocultistas, no heredarán el reino de los cielos:
"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios." (Gálatas 5:19-21).La decisión está en sus manos...