Después de las tormentas

Mateo 14:24-32 Pero el miedo..... Cuando pienso en este bello relato de la experiencia de Pedro, con el Señor Jesucristo. Pienso en mi, en mi vida y en los momentos en que también he salido de la barca para reunirme con Jesús. A veces el miedo me ha hecho titubear y he gritado: "Ayúdame señor que me ahogo". Pienso que a veces los problemas cotidianos nos llevan a sentirnos solos, tristes, y angustiados, el salmista exclamo: Hubiera yo desmayado si no creyese que habría de ver la grandeza de Jehová en la tierra de los vivientes. Tal vez a veces te pasa que descubres mentiras, engaños, y piensas en dejarlo todo, en salir de la barca para acercarte a Jesús en busca de respuestas, pero a veces nos da miedo salir de la barca y más aún, avanzar hacia donde el nos espera. Dios tiene extendida la mano para que no nos rodee el miedo, si no que podamos sentir su tierna voz, ordenando a los mares callar, y diremos tal como pedro lo sintió aquel día en que caminó sobre el mar. Dios es tan hermoso, que todos los días en medio de nuestras pruebas, el coloca una hermosa ventana y un pequeño rayo de sol llega para iluminar nuestra oscuridad. Calmando nuestro agitado mar, y tendiendo su mano para no dejarnos hundir. Sencillamente Él es maravilloso.