¿Buena Suerte?, ¿Mala Suerte? Una historia china habla de un anciano labrador que tenia un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapo a las montañas. Cuando los vecinos del labrador le dijeron que mala suerte tenia por perder el caballo, el les replico: ¿Buena Suerte?, ¿Mala Suerte? ¿Quien Sabe? Una semana después el caballo volvió trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces sus vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte y este les respondió: ¿Buena Suerte?, ¿Mala Suerte? ¿Quien Sabe? Cuando el hijo del labrador intento domar uno de aquellos caballos salvajes, se cayo y se rompió una pierna. Todo el mundo considero esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limito a decir: ¿Buena Suerte?, ¿Mala Suerte? ¿Quien Sabe? Unas semanas mas tarde, el ejercito entro en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte?, ¿Mala suerte?, ¿Quien sabe ?. Todo lo que a primera vista parece contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañino. Así pues, será postura sabia que dejemos a Dios decidir lo que es buena y mala suerte, y le agradezcamos que todas las cosas se conviertan en bien para los que le aman.
¿Buena Suerte?, ¿Mala Suerte?
¿En crisis? Confíe en Dios
Roberto cerró con cuidado la agenda en la que había escrito un nombre y un número telefónico. Se quedó mirando a través de la ventana. El sol brillaba en todo su esplendor y la gente caminaba tranquilamente por la avenida. Por la estación en que se encontraban, las hojas habían comenzado a caer de los árboles, tapizando suavemente el prado.
Suspiró hondo, miró a su alrededor y comprobó que estaba solo. La situación por la que atravesaba no era fácil. Cada peso que entraba a sus bolsillos, se iba con la misma facilidad con que llegaba. Algo insostenible. Como consecuencia, su economía iba en picada.
Muchos se habían acerado para recomendarle algo. Una vecina, Séfora, llegó a insinuarle que conocía a un practicante de ritos que podía sacarle de la situación en la que se encontraba. Ese era el nombre y el número telefónico que acababa de anotar.
Meditó unos instantes antes de proceder a llamarle. Pensó en Dios. Él era su hijo. Era en el Padre en quien tenía que confiar, en nadie más. Miró la agenda y tomó una determinación: no llamaría a ningún agorero. Depositaría toda su confianza en el Padre celestial.
Desde entonces comenzó a orar y las condiciones que enfrentaba cambiaron. A su decisión de ir al Señor en procura de ayuda, sumó modificaciones en su sistema de gastos. El panorama comenzó a ser alentador.
Es probable que usted esté abocado a tomar decisiones desesperadas. Considera que sólo en el ocultismo hallará respuesta a sus interrogantes o salidas a su laberinto. ¡Cuidado! Pensar así es caer en el engaño de Satanás.
Dios espera que no nos contaminemos con nada oculto. Él dejó constancia en la Biblia: "Perfecto serás delante de Jehová Dios" (Deuteronomio 8:13 b).
Vuelva toda su confianza al Creador. Solamente Él, y nadie más que Él, puede ayudarle. Todo será diferente si tan solo espera en el Supremo Hacedor. Las circunstancias serán diferentes...
Nunca es demasiado tarde
Esta historia, como todas las demás es verídica, pero notablemente, siempre me hago eco de las personas que cimentaron mis deseos de crecer en la fe. Y Kimani es un ejemplo.
Entren por un momento a: http://news.bbc.co.uk/2/hi/africa/8202378.stm y conozcan algo de el que los va a ilustrar. Como vivió, como murió, que fue lo que se propuso, etc. Pero pasemos al relato de esta persona que entró al libro de los record.
A Kimani Nganga Maruge le queda bien el uniforme de su escuela. Todo un mérito si se piensa que no a cualquier persona de 85 años le sientan un par de pantalones cortos, una camisa celeste escolar y unos largos calcetines blancos.
Debe ser por el entusiasmo que Kimani se ve tan bien. La BBC cuenta que el keniano está feliz por haber cumplido su sueño de entrar al colegio y también lo están las autoridades de su país, que no esperaban que alguien tan viejo respondiera a la política de hacer gratuita la educación primaria. Pero Kimani quería aprender a contar la plata que espera le pagarán por haber peleado contra los británicos en 1950 y también quería aprender a leer para poder descifrar la Biblia porque no cree en la versión que le dan cada domingo en la iglesia.
Kimani, que comenzó a estudiar el año 2004, tiene el récord Guinness de ser la persona con más edad al momento de entrar al colegio. Y como su caso es emblemático fue elegido para viajar a Nueva York. Allí les dirá a los líderes reunidos en la Cumbre de las Naciones Unidas que hay más de 115 millones de niños que son demasiado pobres para estudiar.
Tomado de Noticiacristiana.com y de la BBC
Este es un buen ejemplo para aquellos que creen que es demasiado tarde para empezar. Nunca es demasiado tarde. Lo que no se comenzó aún se puede comenzar ahora. Dios siempre extenderá su mano para sostener a aquel que dice, este es mi día.
No dejes que la inercia te arrastre, tienes buenos motivos para creer que pueder comenzar de nuevo, pero el mayor motivo que debe inspirar es la persona de Jesús, quién siempre estará a tu lado, porque así lo ha prometido. Por lo tanto, vamos, comienza de nuevo. Hazlo hoy.
Levántate, porque este asunto es tu responsabilidad, pero estaremos contigo; anímate y hazlo . Esdras 10:4
Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol adonde vas. Eclesiastes 9:10
Conoces al Espíritu Santo?
Jesús preparó a los discípulos para Su partida, diciéndoles verdades clave de la fe, cuando se acercaba la hora de su muerte. Les habló del cielo, y les aseguró que regresaría un día (Jn. 14:1-4). Les explicó que Él era el único camino al Padre (v. 6) y les señaló que la oración y una relación con el Espíritu Santo eran ingredientes importantísimos y necesarios en la vida del creyente (vv. 13, 14) Jesús describió al Espíritu como la promesa del Padre, un regalo que cada uno de ellos recibiría cuando terminaran los días de Jesús sobre la tierra. La presencia del Espíritu era tan vital que se les ordenó esperar en Jerusalén hasta que Él descendiera (Lc. 24:49). Después de la llegada del Espíritu, cada uno de ellos sería revestido de poder divino, distinguiéndoles como propiedad de Dios y capacitándoles para llevar a cabo la comisión dada por Jesús (Mt. 28:19, 20).
Para capacitarnos, equiparnos y darnos poder para obedecer Su plan, Dios le envía a cada creyente el mismo regalo: la persona divina del Espíritu Santo. Su presencia es esencial si queremos tener una vida cristiana victoriosa. Por medio de Su obra, nos hacemos conscientes del pecado, recibimos el poder para rechazarlo, descubrimos la tarea divinamente preparada para nosotros y logramos la fortaleza y el valor para hacer la voluntad de Dios (Ef. 2:10; 3:16).
Entender la verdadera identidad del Espíritu Santo es un imperativo para todo cristiano. Él es una persona, igual a Dios el Padre y a Dios el Hijo, y es también el regalo prometido que viene acompañado de poder. Hágase la siguiente pregunta: ¿Qué tan bien conozco al Espíritu Santo como una persona?
Sos como El quiere que seas?
Había un hombre que fue conocido como un problemático que tornaba imposible la vida de quienes le rodeaban. Por muchisimos años maltrató a su esposa, a quien nunca le demostró amor, la conservaba sometida como en las mejores épocas de la esclavitud. En cuanto a sus hijos, ni siquiera podían jugar en casa porque al hombre le molestaba la bulla.
Su comportamiento fue igual durante mucho tiempo hasta el día en que llegó un predicador al pueblo. Se transportaba en el único vehículo intermunicipal, viejo y oxidado, que transportaba personas provenientes de la capital.
El hombre se bajó con sumo cuidado, como quien mide bien sus pasos. Llevaba una enorme Biblia. Organizó todo y predicó en pleno centro de la plaza. Este hombre amante de la esclavitud, se acercó movido por la curiosidad.
El mensaje lo impactó. No pudo negarse. Cuando hicieron la invitación a tomar una decisión de fe, pasó al frente. Y por primera vez desde que tuviera conocimiento, estuvo de rodillas, clamando, con llanto y palabras incoherentes. Él mismo había arrastrado un infierno por dentro y quería salir de él.
Aquél día marcó la diferencia. En adelante su existencia no fue la misma. Cambió. En adelante todo fue distinto. Pensaba y actuaba diferente. Sus actitudes eran diferentes en su conjunto.
Cuando recibimos a Jesucristo en nuestro corazón, viene el cambio. La transformación se torna evidente a todos y podemos asimilar en nuestra existencia lo que recomendaba el apóstol Pablo: "Andad sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo" (Colosenses 4:5).
Andar sabiamente es medir cuidadosamente nuestro comportamiento, buscando que en todo agrademos al Señor por quien fuimos creados y para quien existimos. Ese pensar y actuar diferente, es un testimonio de que Cristo está obrando en nuestro ser.
Quienes se encuentran junto a nosotros están atentos a cómo actuamos. Mucho más cuando les compartimos que hemos recibido a Jesucristo como Señor y Salvador. Sobre esa base, es primordial que dejemos que nuestro amado Salvador tome el control de todo nuestro ser y nos lleve a ser conforme Él quiere que seamos.
Que mas necesitas para hacer una fiesta?
El sol se empezaba a esconder en el occidente, los discípulos buscan un lugar para pasar la noche y hacer un recuento de las aventuras vividas.
¿Te podés imaginar uno de los ordinarios días que los discípulos pasaron al lado de Jesús? “¡Que día!” - diría uno de ellos. “Creo que caminamos más de treinta kilómetros”. Recordar los detalles del viaje animaba todo tipo de diálogos acerca de las situaciones que enfrentaron: La conversación con el centurión. La mujer que lavó los pies de Jesús con sus cabellos y un costoso perfume. La sanidad milagrosa del hijo de la viuda en Naín. Como era típico, los hombres habían ido de pueblo en pueblo,
sanando gente, enseñándoles acerca del Reino de los Cielos y ofreciéndoles libertad del pecado. Tan solo imagina las conversaciones durante la cena después de uno de esos días. Mateo, también llamado Leví, se sentaba junto al resto del grupo disfrutando la riqueza de este compañerismo. Puedo imaginar como se hacían bromas y reían juntos, mientras Pedro preparaba para la cena el pescado que su hermano Andrés había magistralmente convertido en filetes. Pero en medio del regocijo, los pensamientos de Mateo se alejan de la escena mientras contempla el familiar rostro de sus amigos. “No puede haber nada mejor que esto”, pensaba Mateo ( especialmente cuando tan solo hace unos días, sentado a la mesa donde cobraba los impuestos, era uno de los ciudadanos más odiados de la comunidad). Durante semanas había estado viajando junto con los otros once discípulos ayudando a Jesús en el trabajo del Reino; y se preguntaba: ¿Qué pensarán de todo esto, mis viejos amigos recaudadores de impuestos? Entonces, se le ocurre la gran idea: “Señor, ¿Qué te parece si hacemos una fiesta en mi casa? Eso sí, voy a invitar a todos mis viejos amigos. Si logro juntarlos con mis nuevos amigos de seguro que ellos también creerán en Ti Señor”. A Jesús le parece una excelente idea y garantiza que El y los demás discípulos van a estar presentes. Finalmente llega la noche esperada y todo sale tal y como Mateo lo había planeado, un grupo numeroso de recaudadores de impuestos y otras personas estaban comiendo con ellos. Hasta que llegaron los Fariseos y los maestros de la ley: “¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores?”. Entonces Jesús salva la fiesta: “No he venido a llamar a justos sino a pecadores para que se arrepientan”. (Lucas 5:29-30). En principio era cierto que Jesús estaba en compañía de pecadores profesionales. Pero el propósito de su misión así lo demandaba. El vino a redimir enfermos pecadores y saciar almas sedientas y con gusto cumplía con la agenda de Su Padre quien lo había dado todo por salvar a personas como Mateo y sus amigos. Me imagino que esa noche, después que todos se fueron a casa, Jesús abrazó a Mateo y de alguna manera le expresó su aprobación.
¿Estamos olvidando a nuestros viejos amigos que necesitan conocer a Jesús? ¡Mateo no lo hizo! ¿Por qué no hacemos una fiesta?
Ya te sientes definitivamente en Libertad
Esta historia cuenta que cierta vez, en el año 1948, se abrieron las puertas de la cárcel en Cartagena, Colombia, para darle entrada a Anita Ríos. Había matado a su esposo Ricardo de una certera puñalada por causa de infidelidad.
Las puertas de esa misma cárcel se abrieron otra vez en 1989 para dejar salir a Anita Ríos. Había pasado cuarenta y un años en prisión. Salió caminando con la ayuda de su nieta Carmela Muñiz (su nieta y dos bastones), ya que ahora tenía ciento dos años de edad.
Durante veintiséis años fue bibliotecaria de la cárcel. Siempre observó buena conducta. Por eso, y por sus canas, le redujeron la pena. Pero cuando salió del largo encierro dijo: «No estoy arrepentida de haber matado a mi marido.»
Quiere decir que esta anciana centenaria necesitaba salir de otras prisiones más, no sólo de las paredes y rejas de la cárcel de Cartagena.
Necesitaba salir de la cárcel del rencor. Todavía, cuarenta y un años después, no perdonaba a su esposo. Necesitaba salir de la cárcel de los recuerdos amargos. Durante cuatro décadas rumió en la cárcel su amargura y su despecho. Unió a la cárcel de hierro y cemento la prisión del rencor que acumuló en el alma. En fin, ella necesitaba, a los ciento dos años y antes de que se le acabara la vida, salir de la cárcel del pecado.
No hace falta estar entre rejas para estar preso. Los vicios dominantes y los sentimientos negativos del alma son una cárcel. El juego, el alcohol, las drogas, las relaciones sexuales ilícitas, son cárceles verdaderas. Los temores, los rencores, las antipatías y los odios son cárceles también. Encierran corazón y alma en un círculo estrecho y miserable de tinieblas.
La actitud más sensata es reconocer que vivimos presos en nuestros problemas y pasiones, y que necesitamos clamar por libertad. Y cuando clamamos, Cristo, el gran Libertador, está dispuesto a liberarnos. Pidamos a Dios con humildad que nos dé libertad de la cárcel más agobiante del mundo, la prisión del pecado.
¿Has perdonado de corazón?
La madre le dijo un día que la esperara. "Voy a resolver un asunto pendiente y vuelvo por ti", le prometió. El chico tenía apenas seis años. La miró con angustia pero la mujer, sin mayores gestos, volvió la espalda y camino sin volverse a mirar atrás hasta que llegó al final de la avenida y cruzó. Jamás la vio de nuevo.
Todas las tardes, confiando en la promesa de su progenitora, se paraba junto a una ventana grande de madera, en una casona antigua de La Habana, en Cuba. Esperaba verla llegar. Muchas veces imaginó la forma como le expresaría su amor. Le diría: "Me hiciste mucha falta, mamá". Pero la oportunidad jamás se dio.
Cuando cursaba una carrera universitaria, se enteró que –por boca de su padre—que ella jamás volvería. Junto con un mexicano había decidido radicarse en los Estados Unidos. Y durante todo ese tiempo, no se comunicó. Ni siquiera en Navidad. Aún así, en el corazón del joven albergaba la esperanza de que un día, todo fuera diferente. "Estoy seguro que todo tiene una explicación y me dirá por qué no vino por mí", decía.
A los cuarenta y un años tuvo un encuentro con su madre. Ya no tenía expectativas sino rencor. Había anidado en lo más profundo de su corazón. Dentro, todavía había un niño esperándola junto a una ventana gigante de madera, en su país natal. "Me engañaste. No eres más que una mentirosa", le gritó.
Perdonarla, tomó tiempo. No fue fácil. Por el contrario, en ocasiones le parecía que era un duro ascenso por una colina escarpada, con caminos inestables por el lodo. No obstante, lo logró. No fue en sus fuerzas, sino en las de Dios.
Revise hoy su corazón
Con frecuencia los seres humanos albergamos en lo más profundo de nuestro corazón, sentimientos encontrados. Hay rencor, rabia, resentimiento. Aflora cuando nos encontramos o tal vez evocamos a quien, consideramos, nos produjo mucho daño. Basta que vengan a nuestro pensamiento, para expresar con nuestro rostro molestia y el íntimo deseo de vengarnos.
¿Le ha ocurrido tal vez? Sin duda que sí. Todos en menor o mayor medida lo hemos experimentado. Ahora, ¿es eso lo que espera Dios de nosotros? Sin duda que no. En cierta ocasión el Jesucristo, compartió una parábola sobre un hombre a quien su señor perdonó sus deudas pero él a su vez no perdonó a quien le adeudaba, fue objeto de severo castigo. Y concluye el Maestro: "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas" (Mateo 18:35).
Si deseamos ser perdonados por Dios, necesariamente debe haber en nuestro corazón disposición para perdonar, como el propio Señor Jesús enseñó: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres su ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas" (Mateo 6:14, 15).
Es probable que se le dificulte perdonar. Y seguirá siendo así, en la medida en que luche en sus fuerzas. Entregue esta situación a Dios. Hágalo en oración. Pídale la fortaleza para perdonar. Sin duda lo hará y usted quedará libre de una enorme atadura que le impide crecer en los ámbitos personal y espiritual.
Dios ha preservado su palabra
Se quemaron los bancos, los retratos, no quedó nada, sin embargo nadie se explica cómo la Biblia que se encontraba colocada en el pulpito no sufriera ningún tipo de daño.
“Está intacta, y la mantilla sobre la que se posaba, también, esto es un misterio», declaraba un testigo presencial”.
El hecho sucedió y es real. En la localidad de Pastur en Asturias, que desde ese día tiene una nueva leyenda, que para muchos será inexplicable y a otros les hará dudar.
« ¿Ahora voy a tener que empezar a creer en Dios?», se preguntaba un vecino.
Las hipótesis no se hicieron esperar. Unos vecinos decían: «Ya te lo decía yo, que aquí siempre hubo misterio»; otros: «Seguro que estaba hecha de un material ignífugo». Cada uno a su manera sacó sus propias conclusiones, lo que sí es verdad es que el lugar parece estar rodeado de una religiosidad especial.
El incendio ha supuesto una gran conmoción en la comarca. Cientos de devotos se despidieron de la Santina ese jueves sin saber que aquel sería su último adiós.¿Sabe si se quemó la Santina?. La Santina se había quemado. La Biblia no.
Tomado de noticiacristiana.com
A través de la historia de la humanidad ha quedado registrado que la Biblia ha sobrevivido a muchos ataques y muchos intentos por hacerla desaperecer. Dios la ha preservado, porque definitivamente la Biblia es la Palabra de Dios. No es un libro cualquiera, es la misma Palabra de Dios. Ya la haz leido hoy?
No añadan ni quiten palabra alguna a esto que yo les ordeno. Más bien, cumplan los mandamientos del Señor su Dios. Deut 4:2
La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al SEÑOR tu Dios, observando cuidadosamente todas las palabras de esta ley y estos estatutos. Deut 17:19
Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. Prov 30:5.
Sabés quién vive dentro tuyo?
Muchas personas ven el Espíritu Santo como un poder al cual aprovechar, o como una fuente de controversia que hay que evitar. Es por eso que debemos acudir a las Escrituras para tener una descripción precisa y verdadera de Él. Entre los cristianos abundan las opiniones acerca del Espíritu Santo. Para algunas iglesias es lo principal, y para otras es insignificante.
Primero, el Espíritu Santo es una persona. Sabemos esto porque las Escrituras nos dicen que Él tiene cuatro cualidades importantes de una persona: conocimiento, voluntad, emociones y actividad. El Espíritu Santo conoce los pensamientos de Dios y los revela a los creyentes (1 Co. 2:10, 11); ejerce Su voluntad en la distribución de los dones a los creyentes (1 Co. 12:7-11); está también lleno de amor (Ro. 15:30) y actúa como nuestro consolador, ayudador, maestro y guía.
Segundo, Dios Espíritu Santo es igual a Dios Padre y a Dios Hijo. Los atributos de cada miembro de la Trinidad están presente en los tres. Por tanto, el Espíritu Santo es omnisciente (lo sabe todo) y omnipotente (todopoderoso). Para lograr la redención del hombre, el Padre envió a Su Hijo a la tierra para que tomara forma humana y se convirtiera en nuestro Salvador. Después de volver al cielo, Jesús envió al Espíritu Santo para vivir dentro de los creyentes. La presencia interior del Ayudador nos identifica como posesión de Dios, nos separa del mundo incrédulo y es la garantía divina de que pertenecemos al Señor para siempre. La obra del Espíritu Santo es conformarnos a la imagen de Cristo (Gá. 5:16) y vivir la vida de Jesús a través de nosotros (Jn. 15:5).
Claro que podés hacerlo. Intentálo
Esto fue lo que me motivó y que dio un vuelco a mi vida. Esta pequeña y simple historia, es la base de lo que hoy me pone feliz. Se puede y es muy bueno.
Abelardo lo hizo solo. No aprendió los principios de las Escrituras bajo la guía de ningún maestro. A la sazón era la única alternativa ya que vivía dos horas adentro, en una montaña que se elevaba majestuosa junto a la cordillera de los Andes, en el Perú.
Después de terminar sus labores agropecuarias, hacia las cinco de la tarde, dedicaba dos horas al estudio bíblico. Lo hacía a solas mientras que su esposa preparaba los alimentos en la cocina. Leía
en voz alta. Con paciencia. Ávido por aprender todo lo que podían enseñarle las Escrituras.
Rayaba los sesenta años y tuvo el convencimiento de que valía la pena comenzar una nueva vida. La ofrecía Jesucristo y no importaba su edad. A él le pertenecía la posibilidad de reemprender el camino diario, de cambio.
Abelardo renunció a su vieja forma de vivir. Lo hizo con el convencimiento de que agradaba a Dios. No quería fallarle. Su esposa, con el paso de los días, terminó asimilando esa forma de vida. Llegó también a amar a Jesucristo de una manera especial.
Cuando sometemos al Hijo de Dios nuestra existencia, se producen modificaciones en nuestra forma de pensar y por tanto, de actuar. Es una transformación progresiva y firme la que se experimenta.
El apóstol Pablo escribió: "Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la Palabra de Dios. Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana" (2 Corintios 4:2).
En palabras sencillas puso de manifiesto que estaba dejando atrás su forma de vivir para emprender un nuevo camino con Cristo. Lo hacía caminando en Su presencia con transparencia, sabiendo que a los hombres podemos engañarlos pero no a Dios.
Evitémoslo al menos una vez
Las personas hacen cosas muy locas cuando pierde el control. ¿Has visto alguna vez a un pequeño en medio de una rabieta? Patalea, llora y grita toda clase de tonterías. Se tira al piso, y agita descontroladamente sus bracitos y piernas en un cómico baile desesperado, fruto de su enojo. Parece que hubiera enloquecido.
¿Alguna vez has visto a un adolescente perder el control? En una oportunidad vi a uno de los mejores atletas de mi escuela dar un puñetazo tan fuerte a su armario que se quebró la mano y arruinó
su carrera deportiva
¿Alguna vez has visto perder el control a una joven madre que tiene dos niños en edad preescolar y su esposo nunca está en casa? No es muy agradable de ver. Lo más triste es que les grita a los pequeños simplemente por hacer las cosas que hacen los niños. En sus cabales, cualquier madre sabe que no es bueno actuar de esa manera, pero esta madre no está en su sano juicio… esta perturbada
¿Alguna vez has visto a un hombre perder el control? Puede ser verdaderamente temible, por el peligro que significa su poder y su fuerza descontrolada. El riesgo abarca desde la destrucción del hogar hasta el abuso del cónyuge e incluso la violencia contra sus propios hijos. Con un vocabulario que va desde las obscenidades hasta las amenazas que hielan la sangre, logra demostrar que esta realmente loco.
En nuestra cultura, las palabras “enojado” y “loco” son casi equivalentes. Es común que los hermanos se adviertan: “¡Cuidado, mamá (o papá) está como loca”. ¿Pero son sinónimos los conceptos de ira y locura? ¿La ira siempre tendrá que manifestarse en forma de locura desenfrenada, destructiva, peligrosa, fuera de control, violenta y pecaminosa?
La Biblia se ocupa muy bien de mantener separados los dos conceptos de ira y locura. “Si se enojan” (dice el apóstol Pablo a los cristianos de Éfeso) “no pequen” (Efesios 4:26). En otras palabras, está bien enojarse; está bien experimentar lo que el diccionario llama: “sentimientos fuertes de desagrado e indignación”. Pero, no está bien hacer berrinches, tirar las ollas, ni dar puñetazos. Según la Biblia hay formas constructivas de expresar la ira, pero no es fácil. Proverbios 16:32 dice: “Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a si mismo que conquistar ciudades”.
¿Has perdido el control últimamente? ¿Les has gritado en forma irracional a tus hijos o los has golpeado en un arranque de ira? ¿Has hecho que tu cónyuge o tu mejor amigo se queden temblando por la fuerza de tus palabras amenazadoras? ¿Eres esa clase de persona que insulta al cajero del banco si comete un error? ¿Te descubres usando innecesariamente la bocina del vehículo en algún lugar? ¿Hiciste que alguna fiesta familiar se arruinara por tus estallidos de ira? ¿Sueles saturar el ambiente con tu irritabilidad?
Es más meritorio dominarse a si mismo, dice Proverbios, que ser un valiente héroe de guerra capaz de conquistar ciudades. A mí, lo mismo que a ti, me gustaría poder hacerlo. Sin embargo, casi siempre estoy muy lejos de lograrlo. ¿Por qué? ¿Por qué dejamos que esa poderosa emoción llamada ira tenga tanto control sobre nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones?
Este es el momento de proponernos dejar de darle lugar al enemigo y empezar a controlar esas emociones, por nuestra salud espiritual y por el bienestar de aquellos que bien nos quieren. Que te parece. Comenzamos. Evitemoslo una sola vez para probar. Dios te bendiga y te de fuerzas.
Engaño de Dioses Falsos
Estaban muertos de frío, así que se presentaron ante los dioses para suplicarles que les dieran fuego. Los dioses les dieron el fuego anhelado después de exigir que les rindieran culto, pero luego les hicieron una mala jugada: hicieron caso omiso de sus danzas de alegría y sus cánticos de gratitud, y al rato cayó un aguacero con granizo, de modo que se volvieron a extinguir las hogueras de los pobres indios.
Cuando ya de tanto temblar y de tiritar no podían soportar más el frío ni la helada, volvieron a rogarles a los dioses que
se apiadaran de ellos y les dieran siquiera un poco de fuego. Pero esta vez los dioses les exigieron sacrificios humanos, es decir, que a las víctimas les abrieran el pecho con un puñal y les ofrendaran el corazón. Sólo así llegarían a merecer el ansiado fuego.
Dicen que los quichés ( ...etnia quiché, que vive en Guatemala de origen maya) accedieron y sacrificaron a sus prisioneros y, mediante la sangre de éstos, se salvaron del frío espantoso. En cambio, los cakchiqueles no sucumbieron ante la exigencia de los dioses. A estos primos de los quichés, que eran también herederos de los mayas, les pareció un precio demasiado alto que pagar. Los valerosos cakchiqueles se acercaron en completo silencio a la hoguera de los quichés, pasaron imperceptiblemente por el humo y se robaron el fuego, y luego fueron y lo escondieron en las cuevas de sus montañas. (Eduardo Galeano, Memoria del fuego I: Los nacimientos, 18a ed. (Madrid: Siglo XXI Editores, 1991), p. 13. )
Esas impresionantes escenas del Popol Vuh, es decir, de las antiguas historias del Quiché, forman parte de lo que se ha considerado el mayor testimonio ancestral de los guatemaltecos. En ellas sentimos no sólo el frío que a aquellos indígenas les calaba hasta los huesos, sino también el que les invadía el corazón, órgano vital que sus dioses les exigían a cambio de un poco de fuego. ¿Sería que sus dioses carecían de corazón ellos mismos, y que procuraban saciarse de corazones humanos para suplir esa falta?
Lo cierto es que lo que más les hacía falta a los quichés no era fuego sino conocer al único Dios verdadero. De haberlo conocido, hubieran sabido que Él ya había procedido de un modo diametralmente opuesto a esos dioses falsos. A diferencia de éstos, el Dios de la Biblia nos amó tanto que, en lugar de exigir sacrificios humanos de parte nuestra, Él mismo se sacrificó en nuestro lugar. Ro 3:25; 8:3; Ef 5:1; Heb 7:27; 9:26-28; 1Jn 2:1; 4:10
Cuando nos estábamos muriendo de frío espiritual por falta del calor de su presencia, Dios estableció un requisito para que pudiéramos recibir el perdón de pecados que nos separaban de Él. Pero no exigió el derramamiento de sangre nuestra mediante la entrega de nuestro corazón físico a Él, sino el derramamiento de la sangre de su Hijo, (Heb 9:11-22 ) que se hizo hombre y nos entregó su corazón al morir por nosotros. (Jn 1:14)
Así que Dios no espera que hagamos nada para merecer el fuego de su presencia en nuestra vida. No es posible, porque Él ya lo hizo todo. (Ef 2:8-9)
Pero sí espera que nos apropiemos de ese fuego entregándole nuestro corazón, no de modo físico sino espiritual, y no por obligación sino de buena voluntad, pues es allí donde Él quiere que arda su presencia. (Pr 23:26)
El equipo de fútbol donde juega Cristo
Todavía conserva en su memoria aquellos tiempos en los que millares de espectadores gritaban desde las tribunas, aclamando alguna de sus jugadas en el campo de fútbol. Por aquella época Jorge Augusto Escobar estuvo inscrito, en diferentes períodos, en los equipos del Sogamoso Fútbol Club y el Atlético Sogamoso, en Colombia. Soñaba con ser famoso.
Sin embargo una revisión cuidadosa de su existencia le llevó a trazar un nuevo rumbo. Renunció a todo para dejar que aflorara en su corazón la extraña mezcla que le inclinaba a las disciplinas deportivas pero también la vocación de servicio social. Y se dedicó a trabajar en la formación de niños de escasos recursos económicos, teniendo como base el deporte.
Este joven alto, delgado, de cejas pobladas, mirada profunda y un flequillo de cabello que cae sobre su rostro dándole la apariencia de un niño travieso, creó en Santiago de Cali una escuela de capacitación futbolística. Le puso un nombre singular: "Once Cristo". "Nosotros jugamos en el equipo ganador, en el de Jesús que amó a la humanidad y que puso especial cuidado en los niños", explica a quienes le interrogan acerca de su decisión.
Tiene a cargo treinta menores que residen en el Distrito de Aguablanca, una zona marginal del oriente de la ciudad. A menos que se les hubiese ofrecido esta oportunidad, muchos terminarán inmersos en las pandillas, consumiendo droga y exponiendo la vida en actividades ilícitas. Ahora su futuro será diferente, gracias a esta labor incansable que tiene como centro a Jesucristo. Es por amor a Él que José Augusto escobar dedica lo mejor de su existencia a la niñez.
Periódicamente programa con los chicos visitas a sitios atractivos y turísticos de Santiago de Cali, a cines y caminatas para inculcarles valores y generar en sus corazones identidad por su tierra, sus sueños y la necesidad de propiciar el bien común.
¿Cuál es su compromiso?
Latinoamérica es una de las zonas del mundo donde mayor vulneración se genera hacia la niñez. Son víctimas de abuso físico y psicológico. Muchos de ellos habrán sido violados antes de llegar a la adolescencia. Otro buen número seguirá el camino de la delincuencia o de la prostitución porque eso es lo que aprecian en el mundo que les rodea, y de tanto estar asediados por esos antivalores, llegan a considerar que se trata de algo normal.
Surge aquí un interrogante: ¿Cuál es su grado de compromiso con la niñez? ¿Acaso les dedica tiempo? ¿Cuál es su actitud hacia los menores de edad? ¿Hay acaso un claro propósito de hacerles la vida feliz o, por el contrario, ha contribuido a provocarles traumatismos?
Al abordar el tema del Reino de Dios y de la niñez, hay una escena del Señor Jesús que me llama poderosamente la atención y comparto con ustedes. Ocurrió en cierta ocasión cuando sus discípulos discutían respecto a quién sería el más importante. "Jesús, al darse cuenta de lo que estaban pensando, tomó a un niño, y lo puso junto a él y les dijo:--El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me envió. Por eso, el más insignificante entre todos ustedes, ese es el más importante" (Lucas 9:46-48. Versión Popular).
Para Cristo, los niños eran muy importantes. Los tuvo siempre presentes. Se ocupó de ellos. Y para usted, ¿qué representan los niños?
Los niños y las Estadisticas
El informe anual de desarrollo humano que publica la Organización de Naciones Unidas, dice textualmente que cada tres segundos, en algún lugar de planeta, muere un niño como consecuencia de la pobreza, lo que supone un total de 1.200 menores fallecidos cada hora, según el cual un total de 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar al día. Según la información presentada por Kevin Watkins, quien dirigió la investigación efectuada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “estamos ante una encrucijada”.
Watkins aludió a la necesidad de que los gobiernos tomen medidas inmediatas para detener el retraso en materia de desarrollo. De acuerdo con el informe, 50 países con una población conjunta de 900 millones registraron retrocesos en el camino para lograr los Objetivos fijados por la ONU para reducir la pobreza.
En este sentido, el PNUD hace un llamamiento de cara a la próxima Asamblea General de Naciones Unidas para que los gobiernos ataquen este flagelo. “Si esta cumbre falla, realmente no hay solución”, aseguró Watkins.
El PNUD calcula que, de no cumplirse los objetivos trazados para reducir la mortalidad infantil, unos 41 millones de niños más podrían estar en peligro de muerte. El índice se calcula en base a tres factores para el desarrollo humano y el bienestar: la salud, el acceso a la educación y el nivel de ingresos.
Una vez más, el informe anual de desarrollo humano destaca el problema de la desigualdad en Latinoamérica como uno de los factores que impide el desarrollo humano. Un ejemplo es el de Brasil (registrado como el más desigual en la región) donde el 10 por ciento de la población reúne el 0,7 por ciento del ingreso nacional, mientras que el 10 por ciento de las clases más adineradas acumulan el 47 por ciento de lo que se registra en el país.
Otro caso que destaca es Bolivia: dos millones de personas trabajan unas cinco millones de hectáreas en el país, mientras que unas 100 familias son propietarias de 25 millones de hectáreas.
En general, el problema de la pobreza que refleja el informe en cuanto a América Latina es impactante: si los países ricos dejaran de crecer en este momento y los latinoamericanos mantuviesen las tasas de crecimiento actuales, la situación entre ambos lados no se igualaría hasta el año 2177.
El índice de desarrollo humano no sólo describe lo que se refiere a ingresos. Por ello, el indicador pretende describir un panorama más general de la situación en la que viven las poblaciones
En la lista del índice de desarrollo humano, compuesta sobre 175 países (más Hong Kong y los territorios palestinos) Noruega, Islandia y Luxemburgo se encuentran en los tres primeros lugares, y Níger en el último lugar. España se sitúa en el vigésimoprimero, un puesto más abajo que el que ocupaba el año anterior.
Tomado de noticiacristiana.com
Cuál es el futuro de nuestros niños? Cuando los miramos correr entre gritos de alegría podemos acaso imaginar por un momento cuál es su futuro? Tenemos un reto muy grande, luchar, trabajar y extenderles nuestra mano para que puedan ser levantados con los principios cristianos que sin duda les guiarán en el resto del camino. Veamos a nuestros niños como Dios los ve. Hagamos para ellos un mundo mejor.
Cuando Dios oyó al niño sollozar, el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: ¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño. Gen 21:17
Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él. Prov 22:6
No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito. Isa 65:20
Actitud de Resentimiento
¿Cuándo echó raíces esta actitud de resentimiento en el rey Saúl?
La amargura nunca es la respuesta correcta de un hijo de Dios, porque ella envenena la mente, las emociones y el espíritu. Veamos dos hechos en su vida que nos ofrecen una pista. 1 Samuel 13:5-14 Saúl no podía ir a la batalla hasta que el profeta Samuel llegara para ofrecer el holocausto, tal como Dios lo había mandado. Mientras esperaban, los hombres de Saúl se llenaron de miedo y comenzaron a desertar; por tanto, el rey tomó medidas y decidió hacer él mismo la ofrenda. Pudo haber pensado: Esto tiene que hacerse pronto. Así que, ¿por qué no puedo hacerlo yo? No vio la necesidad de obedecer la orden divina al pie de la letra. Dios vio esto como un grave acto de rebelión que tenía que ser castigado: el reinado de Saúl no permanecería. Dios nombraría un día a alguien para que fuera el gobernante, en vez de serlo un descendiente de Saúl. Imaginemos la reacción de Saúl al oír que el reino no le pertenecería a sus hijos.
En la guerra con los amalecitas, el rey Saúl no cumplió totalmente, una vez más, las instrucciones. Cuando Samuel lo confrontó por su falta, mintió diciendo que sí había obedecido, pero después trató de justificar su desobediencia. Su testarudo corazón contristó al Señor, y esto le trajo más castigo: el rechazo de Dios (1 S. 15:10, 11, 26).
Creo que Saúl se volvió un amargado cuando supo que su desobediencia le costaría el reino. Hermano, asegúrate de llevar inmediatamente al Señor tu ira y tus amarguras. Derrámalas delante de él, y pedile que te ayude a dejar que se marchen. Porque de eso dependerá tu salud espiritual.