--El mejor consejera es la almohada...—me dijo aquél día el locutor de noticias cuando salía de la salita de redacción de la emisora de radio. Había terminado la tercera y última emisión del día, y todos estábamos cansados. Sin embargo, a mi natural cansancio se sumaba la tensión: horas antes me habían hecho una tentadora oferta de trabajo.
Tenía poco tiempo para decidir. Era cuestión de horas. Si aceptaba el cargo que me ofrecían como reportero de una cadena radial grande de mi país, además de mejorar mis condiciones económicas, tendría mayor proyección profesional. Pero de otra parte mediaba la estabilidad laboral. Nada me aseguraba que en ese nuevo empleo permaneciera por mucho tiempo si no daba la talla.
Es cierto que confiaba en mis capacidades como periodista, pero ¿si algo fallaba? En el sitio don de laboraba llevaba ya varios años. Fue la primera empresa de noticiario que me recibió y, a través de cual pasé a ser un periodista desconocido en un remoto pueblo del Valle del Cauca, a un relator con proyección.
Sí, la almohada sería mi mejor consejera. Ese pensamiento me tranquilizó. Pero en la madrugada, no lograba conciliar el sueño. Y busqué a quien realmente nos aconseja bien: a Dios. Él conoce mi pasado, mi presente y mi futuro y es a Él a quien debemos consultarle todo movimiento. Y lo hice. Oré. Pedí su dirección.
La decisión que tomé al día siguiente, guiada por el Señor, fue la más acertada. No me arrepiento. Descubrí que en Dios encontramos la dirección apropiada. Nos lleva al lugar que en Sus planes para nosotros, resulta más conveniente.
Busque al consejero adecuadoLos seres humanos nos inclinamos por decisiones gobernadas, en la mayor parte de los casos, por los sentimientos y emociones que nos embargan en momentos determinados de nuestra existencia. No obstante porque nos lo ordena el corazón, lo que hacemos está bien.
En tales disyuntivas, lo apropiado es ir a Dios en oración en procura de su guía. El autor sagrado expresó al respecto: "Bendeciré a Jehová que me aconseja; aún en las noches me enseña mi conciencia" (Salmo 16:7).
Aplique un viraje significativo a su vida. Consulte todos sus sueños y metas delante del Señor. Él lo llevará en la dirección indicada. En Él encontraría guía. La que sólo un padre amoroso puede brindarle.
Si desea caminar hacia la victoria, asuma desde hoy este principio: absolutamente todo lo que haga, llévelo a la presencia de Dios en oración...