Despertó. Lo hizo abruptamente. La sorprendió el grito de alguien en la calle vendiendo pan. El hombre gritaba como un condenado. Más que un vendedor, parecía un heraldo de la antigüedad anunciando un bando del rey. Cuando abrió los ojos y tuvo conciencia de en dónde estaba, miró hacia un costado de la habitación y, allí estaba. La humedad había formado una figura. "Es Cristo. Se me apareció Cristo", murmuraba al tiempo que, con una mano, estrujaba a su esposo para que despertara. "Mira, es Cristo. Él está en nuestra casa".
Lo convenció. Y aunque al principio la conclusión a la que llegó era que debía reparar la tubería en mal estado, terminó pensando que en efecto veía la imagen sagrada en aquél manchón que se extendía sobre la superficie pintada de azul claro. Sus hijos terminaron creyendo, que en efecto, allí estaba el Hijo de Dios, mirándolos impasible desde n costado de la habitación.
Alguien lo contó a un vecino y él a otro y éste a otro más. Pronto nadie quería dejar pasar la oportunidad de ver a Jesús en un pedazo de argamasa. "Tienen razón—decían--. Este es el Cristo".
En poco tiempo habían encendido candelabros y velones en honor a la supuesta efigie; una mujer puso una venta de fritanga frente a la vivienda y dos avivatos comercializaron agua que, supuestamente, había manado de la mancha húmeda. "Es agua bendita... llévela, sólo a un valor mínimo".
El cura se indignó; el alcalde salió en la televisión expresando su gratitud a Dios porque había tenido misericordia de su pueblo, y don Jacinto, el empresario de transportes, dijo en una entrevista que ahora sí iba a promocionarse el turismo religioso, por cuenta de la aparición.
El paso de los días borró la imagen. Pero si usted va a El Cerrito, en el sur de Colombia, le dirán que allí está un Cristo y, si se queda cinco minutos más, lo convencerán de que es cierto.
¡No se deje engañar!
Sorprende que en nuestro tiempo millares de personas se dejen timar por los vivos que, amparándose en la religión, desatan engaño y viven de los más ingenuos. Han convertido la religión en un negocio; un lucrativo, próspero e impune negocio.
¿Qué opina Dios de tales prácticas? No concibe, por supuesto, que haya tanto crédulo tras las imágenes antes que seguir a Él; y, sin duda, no aprueba lo que hacen los avivatos.
¿Sabe usted en dónde radicó el que Israel sufriera múltiples fracasos en toda su historia de la antigüedad? En el hecho de que adoraban ídolos antes que al Dios vivo. La Biblia relata que "Además, los israelitas pronunciaron palabras impropias contra el Señor su Dios, y construyeron santuarios pagados en todas sus ciudades, lo mismo en las torres de vigilancia que en las ciudades fortificadas. También construyeron imágenes sagradas y representaciones de Asera en cada colina y bajo todo árbol frondoso.... Adoraron ídolos, cosa que el Señor les había prohibido expresamente" (2 Reyes 17:9-12. Versión Popular).
Contrario a lo que piensan muchos, adorar imágenes trae maldición porque además de deshonrar a Dios, es un factor que conduce al enfriamiento espiritual. ¡Hoy es el día para que abandone toda práctica idolátrica!...
Y la imagen apareció en una pared...
Crees que podrás tener cosas por otros medios, sin Dios?
Sabías que con estas promociones de gente que atrae lo que no podes conseguir por derecho propio, tuvo un desenlace imprevisto. Una persona denunció que fue engañada deliberadamente a travez de una propaganda de televisión que ofrecía determinados servicios públicamente. Se fue a la audiencia y al finalizar la misma, la juez se pronunció. Lo hizo con gesto adusto. Con pocas palabras. Alrededor, el jurado, los testigos y los asistentes estaban expectantes El ambiente era tenso. La disposición era que la persona con supuesto poderes que tenía enfrente, debía reintegrar los 1.275 dólares por ofrecer un servicio que es "objetiva y completamente imposible".
El caso llegó a la corte de la Nación después de tres años en los que una mujer visitara con regularidad a esta persona dueña de ciertos y relevantes poderes. Buscaba que le hiciera regresar a su novio, que la abandonó una tarde cualquiera del 2003.
Durante todo ese tiempo, la demandada realizó el correspondiente ritual durante varias semanas, cada noche de luna llena, pero nada sucedió. El ex novio continuaba renuente a volver con la afectada.
--Un ritual de amor no es suficiente para influir en una persona, a la distancia.--dijo la juez.
El brujo, adivino o como quieras llamarlo se defendió argumentando que le advierte a todos sus clientes, que no garantiza los resultados de sus "trabajos".
Hoy día todos vemos que abundan anuncios, en la radio, los diarios y la televisión, sobre hombres y mujeres que se especializan en ciencias ocultas. Recientemente al pasar por la Plaza 9 de Juilo, en pleno centro de Salta, me pasaron una hoja volante con el anuncio: "Le regresamos el ser querido en tres días".
Pero lo sorprendente es que haya quienes consultan a estos "encantadores". Pasan por alto la advertencia que hizo Dios: "Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos." (Deuteronomio 18:9-11).
Nuestra confianza debe ser depositada en Dios y no en el ocultismo. Dios rechaza a quienes consultan adivinos. Declara tales actuaciones como "abominaciones". Observá que cosas simples como leer el horóscopo y el tarot, "fumar el tabaco" y hacer riegos, son entre otras, prácticas de ocultismo que desagradan al Señor. Recordá: hoy es el día para cambiar..., tratá de aconsejar a quién lo esté haciendo, por que vos sabes y conoces las consecuecias. Dios te bendiga.
El puede hacerlo
Durante un terremoto, ocurrido hace unos pocos años, los habitantes de la pequeña ciudad, presos del pánico, corrían de una a otra parte, cuando se apercibieron de una anciana, a quien todos conocían, en cuya actitud no podía verse sino paz y sosiego, la cual, desde la puerta de su vivienda parecía sonreír a los espantados.
Alguien le preguntó: -Abuela. ¿No tiene usted miedo?
A lo que la anciana, una cristiana fiel, contestó:
-No, no tengo miedo… Muy al contrario…
Estaba pensando que mi dicha es tan grande, pues tengo para ayudarme a un Dios que puede, si quiere, sacudir el mundo.
Josue 1:9
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará donde quiera que vayas. Habrá cosas que te harán temblar, pero no temas, vive por fe.
Salmos 40:4
“Bienaventurado el hombre que puso á Dios por su confianza”
salmo 71
16 Dios mío,
ahora voy a recordar
tus hechos poderosos,
y hablaré de la justicia
que sólo tú puedes hacer.
17 Desde que yo era joven
tú has sido mi maestro,
y hasta ahora sigo hablando
de las maravillas que has hecho.
Somos capaces de confesar nuestra culpa
La selección chilena jugaba el partido decisivo para ir al mundial de Italia. No valía el empate. Tenían que ganarle al Brasil, en el Maracaná.
El ambiente estaba tenso. Más de 130.000 espectadores habían colmado las graderías del inmenso estadio. Cuando se entonó el himno nacional de Chile, las rechiflas y los gritos de los aficionados impidieron que se oyera.
«Otra vez Brasil al ataque. 17 minutos de juego. Dunga tiene la pelota. Dunga avanza con velocidad. Dunga no levanta la cabeza. Dunga centra la pelota y Careca conecta de cabeza. La pelota con violencia va hacia la portería chilena. Las tribunas se levantan, preparando el grito de gol, que Rojas, con un vuelo espectacular, ahoga. Tiro de esquina.
»Dunga al ataque. Cabecea dentro del área chica. Muchos cantan "¡gol!", pero Rojas está inspirado. Otra magnífica intervención. "El Cóndor" vuelve a volar y saca la pelota al tiro de esquina.»
No importaba. Brasil sólo tenía que mantener el empate. Era lo único que necesitaban para ir a Italia.
En las gradas de ese monstruoso estadio se encontraba una empleada de "Light", la compañía de electricidad de Río de Janeiro. Alguien le había entregado una bolsa de plástico con dos luces de bengala. Durante el primer tiempo, que terminó empatado sin goles, ella se había olvidado de la bolsa. Pero al inicio del segundo tiempo, después del gol de Careca del Brasil, sacó la bengala, leyó las instrucciones, apuntó hacia el cielo y tiró la cuerda.
Silbando, la luz de bengala cayó sobre la cancha, a escasos metros de «El Cóndor». Rojas se llevó las manos a la cara y el juego se interrumpió. Era el minuto 68 con 44 segundos de juego.
«El Cóndor» estaba herido, en la grama frente al arco. El humo de la pólvora cubría en una nube de confusión el incidente. En cuestión de instantes llegó una camilla que se llevó hacia los vestuarios al arquero con el rostro completamente ensangrentado.
Los dirigentes de la Federación Internacional de Fútbol descubrieron (porque las cámaras no mienten) que Rojas había aprovechado el momento para cortarse la frente con un bisturí que se había metido en el guante, y le aplicaron la pena capital del fútbol profesional; es decir, lo sancionaron de por vida. Pero pasaron diez meses antes de que «El Cóndor» confesara su culpa. El fútbol para él lo había sido todo.
¿Qué podemos aprender nosotros de «El Cóndor»? En su autobiografía titulada "El Cóndor herido", que escribió con Sonia Vengoechea e Ítalo Frígoli, nos da a entender que, sea cual sea nuestra justificación, tarde o temprano más vale que confesemos nuestra culpa, si es que queremos librarnos de ese peso que llevamos adentro. 1Jn 1:9 «Mi problema era con mi conciencia y mi paz interior», reconoció Rojas. Él ya se lo había confesado todo a Dios y a su familia, en privado. Pero Dios le mostró el camino de la confesión pública, y eso -según «El Cóndor»- «era lo único que valía». Roberto Rojas (con Sonia Vengoechea), El Cóndor herido (Deerfield: Editorial Vida, 1993), pp. 17-80
Entiendes lo que lees?
Muchos creyentes pueden completar, casi por instinto, esta afirmación: ¡Porque la paga del pecado es muerte?. Al leer esa oración, usted quizás dijo en voz alta y llenó el espacio en blanco con la palabra muerte. Todos sabemos lo que eso significa, ¿verdad? Este pasaje en Romanos 6:23 proclama lo que merecemos por nuestro pecado. Así es como nos vemos de vez en cuando, como inmundos pecadores que han escapado de la muerte.
El problema aquí es que muchísimos creyentes recuerdan sólo la primera parte de ese versículo, la parte que tiene que ver con nuestro pecado. Cuando nos concentramos en el pecado, no en la solución, nuestra perspectiva espiritual se desequilibra. El enfatizar el pecado dirige toda la atención al yo, a lo que yo he hecho, a cómo yo he actuado y a dónde yo he estado. Este egocentrismo nunca llevará a la serena seguridad de salvación que el Señor ha dado. Cuando nos concentramos en nosotros mismos, le dejamos poco espacio a Dios.
Así pues, al leer Romanos 6:23, el Señor quiere que nos concentremos, no en nuestro problema, sino en Su solución: …Mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro?. ¡Este pasaje no es una condenación por el pecado, sino una afirmación de salvación! El apóstol Pablo declara osadamente que Dios vio nuestra terrible situación, y tomó la iniciativa de salvarnos de una muerte horrible por causa del pecado.
El Padre celestial nos ha dado la salvación gratuita por misericordia. Y cuando el Todopoderoso nos hace un regalo, nadie puede quitárnoslo y nada puede impedir su permanencia (Ro. 8:35-39). Ésa es la seguridad que nuestro Señor quiere que tengamos.
Cuanto te importa tu apariencia?
Al igual que las mujeres que se preocupan por como se ven, los hombres también lo hacen.
Sabes como se llama lo que padecen los hombres?
Existen personas (generalmente mujeres jóvenes) que sufren de una condición que se llama anorexia nerviosa que presentan una percepción muy diferente de la que les devuelve el espejo: piensan que están muy gordas, cuando en realidad es que están muy delgadas.
Del mismo modo, existen personas (generalmente hombres) que piensan que no están lo suficientemente fornidos y pasan horas y horas en los gimnasios, desarrollando músculos y muchos de ellos tomando peligrosas sustancias anabólicas para hacer crecer más su musculatura.
Esto es o se llama vigorexia, condición descrita en 1997 por Harrison Pope. Esta afección aún no está reconocida todavía por el Manual de Psiquiatría, pero existen evidencias de que es un trastorno del grupo de las obsesiones-compulsiones.
Los síntomas de la vigorexia son:
• Ir al gimnasio más de una vez por día ejercitándose más de una o dos horas por sesión.
• Hacer ejercicio absolutamente todos los días.
• Tener terror de engordar y por ello sigue haciendo ejercicios a pesar de sufrir lesiones musculares o tendinosas repetidas.
• Hacen del desarrollo de su musculatura el centro de su vida y por ello dejan a veces de ir al trabajo o la Universidad por ir al gimnasio.
De 10 millones de personas que van al gimnasio por lo menos un millón es vigorexica.
Si la misma pasión por la belleza del cuerpo, la pusiéramos por la belleza del alma y el desarrollo del espíritu otra canción entonaría nuestro corazón.
El Rey David clamaba por encontrarse con Dios cada mañana.
Lo más importante en nuestra vida no es lo de afuera, sino que es lo de adentro.
Ya hablaste con él hoy?
Señor, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti y esperaré. Salmo 5:3
Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana. Sal 57:8
Pero yo cantaré de tu poder, Y alabaré de mañana tu misericordia; Porque has sido mi amparo Y refugio en el día de mi angustia. Salm 59:16
Estas mas preocupado por tu apariencia que por tu espiritu. Piensa. Hoy es tu oportunidad de darte cuenta cuál es tu prioridad. Dios te bendiga.
¡No niegue a Cristo!
Iba saliendo del trabajo con varias compañeras de oficina. Hablaban de diversos temas. Y justo cuando cruza el umbral de la puerta principal del edificio, se encontró a boca de jarro con alguien que la saludó amable:
-¡Hermana, que Dios la bendiga! Gusto en verla esta tarde. A propósito, el domingo no la vi en la iglesia--.
Ella se quedó mirándola y respondió con displicencia:
--¿Cómo le va? Me alegra que bien. Nos vemos luego—; y, dando vuelta, reemprendió la conversación con sus amigas.
--Oye, ¿no me digas que eres cristiana?—le preguntó una de ellas.
--No, quizá aquella mujer me confundió con alguien...—respondió e inmediatamente cambió de tema. Le avergonzaba que la identificaran como una creyente en Jesús.
En casa estaba arrepentida. "No entiendo por qué lo hice", murmuró. El domingo siguiente, estaba de nuevo en el templo. Y fue ella quien se adelantó a saludar a la cristiana. "Lamento no haberle prestado atención la vez pasada, pero es que iba de afán", se excusó.
Trataba de ocultar la realidad: le avergonzaba que la llamaran "cristiana". Temía temor de ser el blanco de críticas o de burlas. Por eso prefería callar acerca de sus convicciones.
¿Le suena familiar este incidente?Sin duda que el incidente le resulta familiar. Lo protagonizan a diario quienes se avergüenzan de identificarse como creyentes en Jesús. Lo niegan con sus palabras y con sus hechos. No son creyentes, más bien "asistentes a una iglesia" por conveniencia. Santos externamente, demonios por dentro.
Nos hace recordar a Pedro. Él hasta último instante juró que defendería a Jesús con su vida. Sin embargo, el Hijo de Dios—que conoce nuestros corazones—puso en evidencia que no sería así: "Pedro le dijo: --Señor, ¿por qué no puedo seguir ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti! Jesús le respondió:--¿De veras estás dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el gallo, me negarás tres veces" (Juan 13:37, 38. Versión Popular).
¿Acaso niega usted a Jesucristo con sus pensamientos, con sus acciones o tal vez con su mal testimonio? Recuerde que, aunque Pedro dijo que defendería al amado Maestro, lo negó apenas tuvo oportunidad (leer Juan 18:15-18).
Revise su testimonio cristiano; es probable que tenga que aplicar muchos ajustes para que, en verdad, pueda andar conforme a la voluntad de Dios.
Lo que es tuyo y te corresponde nadie te lo saca
Carlos fue a un cajero automático, entró, puso su tarjeta e ingresó su clave en el cajero automático y, acto seguido, indicó la suma de euros que necesitaba. Esperó unos segundos. El aparato hizo un ruido leve, como de contar billetes. Luego un sonido seco y aparecieron los billetes frente a sus ojos. Lo curioso es que, cuando se dispuso a tomar el dinero, se deshizo en sus manos.
Unos 1.500 billetes, con valor entre cinco y cien euros, se han desintegrado en esa forma desde junio, principalmente en el norte y el este de Alemania.
Un diario tituló: "¡Alerta por ácido en nuestro dinero!". Es un caso único en la historia de la humanidad. Los euros literalmente
se desbaratan ante la mirada estupefacta del usuario del cajero automático.
Resulta interesante cómo el dinero es efímero. Sobre todo cuando es mal habido. En mi pueblo los viejos solían repetir: "Lo que es del agua, el agua se lo lleva" al referirse a que nada que se consigue fácilmente, sobre todo de manera ilegal, perdura.
En una sociedad como la que habitamos, el afán de enriquecimiento lleva a decenas de personas a hacer lo que sea para salir de su situación. Es así como compran loterías o participan en juegos que (en su ilusión) los sacarán del estado económico en que se encuentren, en un abrir y cerrar de ojos.
Al mirar este fenómeno cabe recordar lo que leemos en la Biblia: "Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores." (Salmo 37:16).
Aprendé a vivir con lo que tenés. Agradécele a Dios la provisión. Pero no negocies con Él bajo la creencia de que ser cristiano es sinónimo de enriquecimiento. Él nos da lo que necesitamos, en el momento oportuno. No estoy haciendo un elogio a la miseria, sino haciendo énfasis en que las bendiciones de Dios son para sus hijos conforme Él lo quiere. No te olvides que el Señor tiene sus tiempos, y tené presente que el nos es deudor de nadie. Dios te bendiga.
Tienes amor por las cosas materiales?
¿Sabes cómo cazan al mono en africa? Tienen una manera muy ingeniosa.
Atan bien fuerte al árbol una bolsa de piel con arroz, la comida favorita del mono.
En la bolsa hay un agujero de tamaño tal que por allí pueda pasar justamente la mano del mono, pero una vez lleno el puño de arroz, no pueda sacarla de nuevo.. ¡Pobre mono! va al árbol, mete la mano en la bolsa y la llena con la exquisita comida.
Sí, pero… no puede sacar el puño a menos. En ese momento sale del escondrijo el cazador; el pobre mono grita, salta, se debate… en vano.
El cazador lo apresa. Y sin embargo, el tonto mono no hubiera tenido más que abrir la mano y soltar el botín, y estaba a salvo.
¡Ah, sí! Pero prefiere el cautiverio, prefiere la muerte, antes que desprenderse del botín.
Cuidado, hijo, que no te aprisione también a ti el amor sediento por las cosas materiales y te arrastren a sus cárceles las negras pasiones.
Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
Crees en la influencia de los astros
Durante nueve años luchó contra la leucemia. Fueron nueve años de esperanzas y frustraciones, de triunfos a medias y fracasos completos. Pero al fin Elisabet Anzani, niña de trece años de Pioltello, Italia, salió triunfante. Los médicos la declararon sana.
Luego hizo un corto viaje, un corto viaje en auto, en que sus felices padres, Pietro y Carmelina, la sacaron del hospital para llevarla a casa. Fue un corto viaje porque chocaron de frente contra otro auto a las pocas cuadras, y murió la pequeña Elisabet.
«Estaba escrito en las estrellas que Elisabet no tenía que vivir», dijeron los parientes.
Aun con todo lo asombroso y pasmoso de este caso, no podemos decir que la muerte de Elisabet «estaba escrita en las estrellas». Todas las aseveraciones de la astrología son infundadas e indemostrables.
Habrá sido casualidad, una casualidad muy dolorosa; pero sólo casualidad. Habrá sido imprevisión y error humano, que provoca tantos accidentes, agravado por las circunstancias; pero nada más que error humano. Nada de destino escrito o influencia de los astros.
Cuatro fuerzas distintas actúan en el mundo. Una es la fuerza del azar, de la casualidad, que es una fuerza ciega, sin corazón, sin conciencia.
Otra es la ley de la siembra y la cosecha. Es cuando las cosas que ocurren son el producto de las acciones humanas.
Otra es la fuerza de Satanás. La Biblia dice que «el diablo ronda como león rugiente buscando a quién devorar» (1 Pedro 5:8).
Luego está la fuerza de Dios que, aunque no interviene en la voluntad humana, busca el bien para todo el que cree en Él.
El azar es ciego. El ser humano es débil. Satanás destruye. Dios salva.
Ya hiciste tu compromiso?
Para poder entregarnos de verdad al Señor con un compromiso total, debemos responder a tres preguntas clave, como lo hizo Moisés.
1 ¿Quién es Dios? En Éxodo 3, el Señor inició el diálogo utilizando una zarza ardiente, para captar la atención de Moisés (v. 2); luego se presentó a Sí mismo como el Dios de sus antepasados (v.6). Dios reiteró Su identidad, no menos de cuatro veces en este pasaje. Él sabía que Moisés no sería capaz de dar el primer paso de fe hasta que conociera a Aquél con quien estaba hablando. Asimismo, nosotros no podemos darnos del todo a Dios hasta que llegamos primero a conocerle en Jesucristo.
2 ¿Quién soy yo? Después que Moisés supo quién era Dios, su pregunta siguiente estableció un agudo contraste, como diciendo: … De acuerdo, sé quién eres, pero ¿quién soy yo? (Ex. 3:11). ¿No es maravilloso que Dios respondiera la pregunta de Moisés con una promesa? En el v. 2, Él respondió esencialmente: ..Te diré quién eres, eres alguien con quien Yo estoy?. Aquí, Dios le da significado a la vida de Moisés, no basado en los hechos de ese hombre, sino en la gloria de Dios. ¡Ésa sí que es una vida valiosa!
3 ¿Por qué estoy aquí? Hermano, hay sólo una razón que explica el porqué usted y yo estamos vivos hoy: pasajes como Mt. 5:16; Ro. 15:5, 6; 1 Co. 6:19, 20 y 1 P. 2:12 aclaran muy bien que nuestra tarea es traer gloria y honra a Dios por la manera como vivimos, hablamos y amamos.
El tener estas verdades en lo más profundo del corazón, revolucionará su compromiso con el Señor. ¿Las tiene usted asentadas en su corazón y en su mente?
Tu eres Inteligente
William Arthur Word nos animarán a no pensar en «sobrevivir» y por eso perder nuestro temor de fracasar:
Si usted es sabio, olvídese de la grandeza. Olvide sus derechos, pero recuerde sus responsabilidades.
Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones.
Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás.
Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones.
Siga los ejemplos de Florence Nightingale, de Albert Schweitzer, de Abraham Lincoln, de Tom Dooley, y olvídese de la grandeza.
Si es sabio, se lanzará a la aventura. Recuerde las palabras del General Douglas MacArthur: «No hay seguridad en esta tierra. Solamente oportunidad».
Vacíe sus días en busca de seguridad; llénelos con una pasión por el servicio.
Vacíe sus horas de ambición de reconocimiento; llénelas con la aspiración de logros.
Vacíe sus momentos de necesidad de entretenimiento; llénelos con el anhelo de creatividad.
Si es sabio, se perderá en la inmortalidad. Pierda su cinismo. Pierda sus dudas. Pierda sus temores. Pierda su ansiedad. Pierda su incredulidad.
Recuerde estas verdades: Un hijo debe olvidarse pronto a sí mismo para ser recordado. Debe vaciarse a sí mismo para descubrir un yo más lleno.
Recuerda que el mejor ejemplo de un verdadero sabio está en la persona de Jesús, quien se olvidó de si mismo y se dió por nosotros y nos pide que nosotros nos neguemos a nosotros mismos para que poder llegar al punto correcto de nuestra vida.
Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Luc 14:33
Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Fil 2:3,4
Muestrate como eres, autentico y real
Matthew Mungle toma bastante tiempo creando los personajes. Es como un cirujano que, escalpelo en mano, va dando forma al rostro y al cuerpo. El hombre, menudo y delgado, con una sonrisa amplia, es maquillador de artistas en los Estudios Universal, en Norteamérica.
Su tarea es que el actor asuma, en la cara y en ocasiones en el resto de su contextura, la personalidad que le corresponde en cada filme. Un trabajo más destacado lo realiza en CSI. También ganó un premio Oscar por su trabajo en la película "Drácula".
Lo paradójico es que Mattew no soporta ver la sangre. No obstante, le corresponde hacerlo. Para tener un arte final, en un personaje, debe pasar horas apreciando fotografías de personas muertas, con disparos o armas cortopunzantes. A él le corresponde recrear esas imágenes para que salgan lo más real posible en las películas.
Maquilla con diversas cremas y para dar la sensación de heridas verdaderas, debe acudir al látex. "Es una labor a la que me acostumbré hace ya bastante tiempo", asegura.
Su vocación le nació desde niño, cuando veía (en el pequeño teatro al que estaba acostumbrado a asistir) las representaciones de
Frankenstein o El fantasma de la ópera. No imaginó lo mucho que le impactarían aquellas imágenes. Desde entonces se fijó la meta de ser maquillador.
Leí la noticia a primera hora de la mañana. Decidí presentársela a ustedes como relato. El tap tap de mi computadora se hizo intenso y aquí está la historia que acaban de leer. Pero, ¿saben qué es lo más curioso? Que la labor de Matthew Mungle es disfrazar la realidad y presentar la cara de los actores, como lo exige el libreto.
Quizá se identifique conmigo en que millares de personas obran igual. Demuestran una felicidad que interiormente no sienten. Viven de apariencias.
Cuando la alegría es auténtica, se refleja en nuestro rostro, anotó el rey Salomón: "El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate." (Proverbios 15:13).
No hay simulación. Es real. Igual ocurre con su vida. Evidencia cómo se siente realmente, así quiera ocultarlo. Y quien trae la verdadera felicidad es Jesucristo en nuestro ser. ¿Ya lo recibiste como tu Señor y Salvador? Hoy es el día para que lo hagas. Y si lo hiciste ya, revaloriza el compromiso. Dios te bendiga.
Una vida plena
No se pudo explicar fácilmente por qué razón estaba sentado frente a su escritorio, con la Biblia abierta en un evangelio, la libreta de notas con varios apuntes, algunos subrayados y dos libros más que estaban junto al computador.
Sin duda sus años pasados habían sido mejores, económicamente hablando. Como si en la mente proyectara una película, recordó cuando gerenciaba una empresa transportadora. Eran oficinas amplias desde las que despachaba. Vivía en una casa muy cómoda en un hermoso barrio de la ciudad. Sus hijos estudiaban en un colegio privilegiado e, invariablemente, todos los fines de semana se reunían con sus amistades, en clubes, en casas de familia y restaurantes. Nunca faltaba una actividad para llenar la agenda.
Bueno, pero esta vida plena –en su criterio, en aquél tiempo—estaba acompañada por una práctica que estuvo a punto de romper su matrimonio: El licor. Los encuentros amistosos generalmente concluían con cerveza, aguardiente, vodka o wisky. Y cada vez necesitaba más.
Siguió dando vueltas a las hojas de su Biblia. Lo hacía sin pensar, mientras que iba repasando escenas de su vida secular.
En cierta noche se emborrachó. Una de tantas, claro está. Y discutió por que alguien lo tropezó desprevenidamente. Estallo en ira. Su esposa trató de contenerlo. Alguien, en una mesa cercana, sonrió ante lo ridículo del incidente y él, de inmediato, la emprendió contra sus ocupantes. Haló con fuerza el mantel y echó por tierra platos recién servidos, copas y unos adornos. Pasada la resaca, comprobó que había hecho el ridículo.
Fue esa escena la que le llevó a comprender que ahora, con una relativa escasez de dinero pero con un matrimonio sólido y unos hijos con los que compartía el tiempo, realmente estaba disfrutando la existencia. Estaba tomando de Dios y sabía que, su futuro era prometedor. Nadie que sirve al Señor está rumbo al fracaso, concluyó...
¿Cuál es la vida plena?
Vida plena para muchos es consumir drogas, sumergirse en los placeres de la carne, beber hasta perder el sentido o trasnocharse en la bohemia. Para otros, vida plena está asociada con el juego, las apuestas o las emociones fuertes.
Si usted le pregunta a un cristiano, le dirá que vida plena es sinónimo de tener una muy buena relación con Dios. Es el primer paso. El segundo, relacionarse bien con sus semejantes. A partir de entonces, lo demás marcha bien.
Sobre este asunto de trascendencia, el autor sagrado escribió hace siglos: "Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, y es hermosa la heredad que me ha tocado" (Salmo 16:4, 5).
Es probable que usted esté alejado de esa vida plena. Ha perdido sus minutos, horas, días, semanas y años yendo tras lo que le ofrece el mundo y que siempre le deja vacío. Píenselo. Usted puede vivir una vida plena, tomado de la mano de Señor Jesucristo. ¡Decídase hoy! Recíbalo en su corazón...
Crees que puedes huir de Dios
Se cuenta el caso de un hombre que cometió un terrible crimen, asesinando por celos, en una fiesta de bodas al propio recien casado.
Después de cometido el crimen tomando su caballo huyó, gracias a la oscuridad de la noche, del castillo donde se había celebrado la fiesta, corriendo por los caminos de Escocia.
Después de galopar toda la noche dando vueltas y revueltas y cuando creía hallarse muchísimos kilómetros del lugar, al despuntar el alba, se encontró a las puertas del mismo castillo donde había cometido su terrible
fechoría, siendo detenido para recibir su castigo.
Así es con el pecador que trata de huir de Dios. Después de todos los esfuerzos para evitar la justicia del Todopoderoso se encontrará irremisiblemente en sus manos.
A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Salmo 139:7-12
Entendemos la realidad del mundo que nos rodea?
Había trabajado dieciocho horas diarias en un lugar oscuro, malsano, lúgubre. Sus manos habían tejido y entretejido hilos de colores. Y el diseño de la alfombra que tejía había salido hermoso, atractivo, perfecto. Alcanzaría en el mercado internacional un precio fabuloso.
Fue así como Rama Shankar, niño de ocho años, y otros cinco de sus compañeros pudieron al fin dejar la hilandería. Es uno de los miles de niños que en la India y Pakistán trabajan como esclavos para pagar las deudas de su familia.
Muchos creen que estamos viviendo en la edad de las luces, de la libertad, del progreso moral y científico. Muchos creen que la humanidad ha superado aquellas épocas del mercado de esclavos, del látigo del negrero y de la servidumbre infantil. Lamentablemente no es así.
Sesenta trabajadores sociales de la India, Pakistán, Nepal, Sri Lanka y Bangladesh se reunieron en Nueva Delhi para considerar los alcances sociales y buscarle solución a esa esclavitud infantil. Reconocieron que no hay solución a la vista a menos que la mentalidad del ser humano cambie radicalmente.
Pudiéramos decir que ese problema de niños convertidos en esclavos no nos atañe a nosotros; que es algo del oriente; quenosotros, los del mundo occidental, estamos libres del problema. Pero no es así.
Si no tenemos niñez esclava, tenemos niñez abandonada. Si no tenemos niños que trabajan dieciocho horas en un telar, tenemos niños de la misma edad que, durante el mismo espacio de tiempo, venden drogas por la calle... y en cuanto a las niñas del oriente de diez y doce años de edad que se venden como esclavas sexuales, tenemos la réplica en niñas de la misma edad que también se venden con el mismo fin en nuestras grandes ciudades.
Tenemos que abrir los ojos y ver la condición del mundo que nos rodea. Necesitamos un despertar de conciencia. Necesitamos un corazón sensible. Tenemos que llenarnos de Dios, sentir su llamado y pedirle que nos ayude a ser parte de la solución, y no formar parte del problema. Él nos quiere ayudar.
Estas completamente seguro de tu salvación en Jesucristo
Al escribir a la iglesia primitiva, el apóstol Juan quería que algo quedara muy claro: Que Dios da a Sus hijos vida eterna. El hombre y la mujer que están en Cristo no deben tenerle temor a la muerte física, porque su verdadera vida, la vida eterna, está segura en Jesús. Primera de Juan 5:13 es un pasaje notable, porque en él Juan expresa claramente el propósito que tuvo al escribir la carta. La razón de todo su ministerio era fortalecer a los creyentes con la fe inconmovible de la vida eterna en Cristo.
Esta verdad se fundamenta en lo siguiente:
1. Las promesas inmutables de Dios. El apóstol declara una y otra vez en su evangelio y en sus cartas la seguridad que Dios ha dado acerca de la vida eterna. Por ejemplo, cita la promesa de Jesús en Juan 3:16, 6:37 y 10:27-30.
2. El amor incondicional de Dios. Nuestro Padre nos ama tanto que Él quiere tener una relación íntima y eterna con cada uno de nosotros. Para lograr esto, Él demostró Su amor de una manera sin igual: al darnos la salvación a un gran precio (Ro. 5:6-11; 8:33-39).
3. La obra perfecta de Cristo en la cruz. Al dar su vida como un sacrificio sustitutivo en favor nuestro, Jesús proporcionó el medio de salvación de una vez por todas. Nuestra responsabilidad es aceptar el regalo que Él nos da sin reservas (He. 10:23-28).
4. El testimonio del Espíritu de Dios a nuestro corazón. Nuestro Padre celestial pone su Santo Espíritu dentro de cada creyente para dar testimonio de la verdad de nuestra salvación (Ro. 8:15-18).
La Biblia nos dice que podemos estar completamente seguros de nuestra salvación en Jesucristo. ¿Refleja su vida diaria esta confianza?
¿Quién es el mejor consejero?
--El mejor consejera es la almohada...—me dijo aquél día el locutor de noticias cuando salía de la salita de redacción de la emisora de radio. Había terminado la tercera y última emisión del día, y todos estábamos cansados. Sin embargo, a mi natural cansancio se sumaba la tensión: horas antes me habían hecho una tentadora oferta de trabajo.
Tenía poco tiempo para decidir. Era cuestión de horas. Si aceptaba el cargo que me ofrecían como reportero de una cadena radial grande de mi país, además de mejorar mis condiciones económicas, tendría mayor proyección profesional. Pero de otra parte mediaba la estabilidad laboral. Nada me aseguraba que en ese nuevo empleo permaneciera por mucho tiempo si no daba la talla.
Es cierto que confiaba en mis capacidades como periodista, pero ¿si algo fallaba? En el sitio don de laboraba llevaba ya varios años. Fue la primera empresa de noticiario que me recibió y, a través de cual pasé a ser un periodista desconocido en un remoto pueblo del Valle del Cauca, a un relator con proyección.
Sí, la almohada sería mi mejor consejera. Ese pensamiento me tranquilizó. Pero en la madrugada, no lograba conciliar el sueño. Y busqué a quien realmente nos aconseja bien: a Dios. Él conoce mi pasado, mi presente y mi futuro y es a Él a quien debemos consultarle todo movimiento. Y lo hice. Oré. Pedí su dirección.
La decisión que tomé al día siguiente, guiada por el Señor, fue la más acertada. No me arrepiento. Descubrí que en Dios encontramos la dirección apropiada. Nos lleva al lugar que en Sus planes para nosotros, resulta más conveniente.
Busque al consejero adecuadoLos seres humanos nos inclinamos por decisiones gobernadas, en la mayor parte de los casos, por los sentimientos y emociones que nos embargan en momentos determinados de nuestra existencia. No obstante porque nos lo ordena el corazón, lo que hacemos está bien.
En tales disyuntivas, lo apropiado es ir a Dios en oración en procura de su guía. El autor sagrado expresó al respecto: "Bendeciré a Jehová que me aconseja; aún en las noches me enseña mi conciencia" (Salmo 16:7).
Aplique un viraje significativo a su vida. Consulte todos sus sueños y metas delante del Señor. Él lo llevará en la dirección indicada. En Él encontraría guía. La que sólo un padre amoroso puede brindarle.
Si desea caminar hacia la victoria, asuma desde hoy este principio: absolutamente todo lo que haga, llévelo a la presencia de Dios en oración...
Ocurrió lo que jamás imaginó...
Se atrasó en una cuota de la renta. Una sola. Le mortificó el que transcurriera un día, dos, tres y luego una semana sin que pudiera saldar la deuda. Decidió ir donde la propietaria del apartamento. Le expuso su situación en detalle. "Acudo a su comprensión para pedirle que me permita ponerme al día la próxima semana...", le dijo.
La mujer no dejó que terminara la frase. "No me importa su problema—le dijo--. Es su problema, no el mío. Como en el contrato hay una cláusula—que espero haya visto, por supuesto—en donde abre las puertas para cancelar el arrendamiento unilateralmente en caso de incumplimiento, le ruego que por favor desocupe". Lo expresó con dureza en el rostro, sin mayores miramientos.
Salió de aquél lugar derrotado, como si arrastrara una pesada carga. Sabía que el proceso siguiente consistía en recibir una notificación del abogado. Claro, era consciente de la cláusula, pero jamás creyó que la insensibilidad de aquella mujer fuera tanta.
Aún cuando tenía todo en contra y no quiso compartir con su esposa los alcances del incidente, se retiró a su habitación más temprano que de costumbre y oró a Dios. Al fin y al cabo, razonó, era eso lo que se esperaba de alguien que profesa fe en el Señor.
Dos días más tarde y cuando él menos lo esperó, recibió una llamada en su sitio de trabajo. Le anunciaban no solo la prórroga sino la decisión de la dueña del inmueble, de cobrarle solamente la mitad del valor. "En reconocimiento a que usted ha sido un buen arrendatario y, como desagravio por la forma como lo trató", le explicó el abogado.
Él no esperaba eso. Jamás siquiera imaginó que ocurriría. Sin embargo lo recibió como una bendición de lo alto, de Aquél en quien había depositado su confianza.
Estamos acostumbrados a que todo salga como siempre
Los seres humanos estamos tan acostumbrados que todo salga como siempre, generalmente mal, que no concebimos siquiera el que algo pueda ocurrir diferente a lo que prevemos. Sin embargo el Dios en el que hemos creído es un Dios de milagros. Resta que rompamos la barrera de la incredulidad y comencemos a creer en lo imposible. Lo que humanamente no podemos hacer, para nuestro Padre celestial es muy fácil. ¿Había meditado en eso?
En la Biblia leemos una expresión de gratitud de alguien que experimentó personalmente, las bendiciones de buscar a Dios en procura de su ayuda: "Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; inclina a mí tu oído, escucha mi palabra. Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian en tu diestra, de los que se levantan contra ellos" (Salmo 17:6, 7).
Puede que la situación por la que atraviesa actualmente luzca especialmente angustiosa. Sin embargo: todavía hay salida al laberinto. Está en Jesucristo. Búsquele en oración. Él responderá a su clamor. Recuerde que la época de los milagros todavía no termina...