Hace dos semanas hablamos del compromiso con nuestra Fe. En los tiempos de "estrechez" de nuestra vida, cuando Dios nos está probando, Él nos enseñará nuevas y más profundas verdades acerca de Sí mismo, de sus propósitos y de sus promesas. Las dificultades son muchas veces dolorosas, pero son siempre para nuestro bien.
Desde una perspectiva humana, los tiempos de prueba pueden ser desconcertantes. Piensa en la orden que Dios le dio a Abraham, de sacrificar a su muy anhelado hijo Isaac. La perspectiva terrenal de Abraham pudo haber considerado esta orden como:
1 Absurda. "Señor, mi hijo es lo que más amo en este mundo. ¿Por qué me pides que haga esto?"
2 Inoportuna. "¿Por qué ahora, Señor? Mi hijo es todavía muy joven. Y es a través de él que tendré mi descendencia".
3 Injusta. "No es justo que me pidas esto. ¿Es que acaso no dejé mi hogar y mis amigos para seguirte?"
4 Insoportable. "Esto es demasiado duro para mí. No podré soportar este dolor".
Pero Abraham rechazó esa forma de pensar; por el contrario, confió en Dios y rehusó desobedecer. La prueba reveló el firme compromiso de Abraham con el plan del Señor.
Nuestro Padre celestial sabe cuáles circunstancias nos ayudarán a crecer, por lo que nos pide que tengamos fe y le obedezcamos. Recordar su amor infinito y su total consagración a sus hijos, nos ayudará a lograrlo. Tenga la seguridad de que Dios no se equivoca en su trato con nosotros.
¿No quisieras vos responder a los tiempos de prueba como lo hizo Abraham, confiando en Dios y obedeciéndole? Dios te bendiga.
Los por que de las pruebas
No seas como los Garibaldi
El Garibaldi, hermoso residente de los bosques de kelp de la costa de California, se reproduce entre Marzo y Julio.
Para ello el macho construye un nido y se las ingenia para atraer a las hembras para que realicen la puesta. Después se dedica a cuidar los huevos, mueve continuamente sus aletas para renovar el agua y los protegen hasta que eclosionan. Pero, a veces, cuando las crías están por nacer, se las come.
Se ha encontrado una posible explicación a este insólito canibalismo en un pez que tanto protege la puesta.
El Garibaldi macho, para asegurar la mayor descendencia procura atraer a su nido al máximo número de hembras para que pongan sus huevos.
Pero, al parecer a éstas no les gusta realizar la puesta pegadas a la puesta de otra hembra. Entonces el macho en su afán de conseguir un mayor número de huevos, se come los huevos que están en el borde de la puesta anterior para que la otra hembra tenga lugar para desovar sin que las puestas se toquen o sea que sacrifica algunos para hacer un poco de lugar y lograr, entonces, muchas más crías.
Tito Rodriguez
Director Instituto Argentino de Buceo
Lo cierto es que en materia de ser padres nunca se justifica sacrificar a los hijos por tener una más productiva vida. Sin embargo, la verdad es que muchos padres hacen lo mismo que El Garibaldi. No se comen los hijos, pero si los sacrifican por alcanzar su fama, o mayor productividad en sus finanzas o en sus conquistas. Hay detrás de ellos una larga lista de hijos resentidos y heridos con un padre exitoso pero que se “comieron” sus hijos como El Garibaldi por atraer las hembras a su vida.
Que no formes parte de la lista de estos Garibaldis sino la lista de aquellos buenos padres que piensan en sus hijos y viven por ellos.
Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente. Gen 37:4
Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.
Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza. Gen 48:17,18
¿Comprendes el valor de la justicia?
La orden llegó de la gerencia. Al principio no la discutió. Bastaba que llevara la firma de su superior para acatarla. Era indiscutible. Inapelable. Lo que le llamó la atención era la indicación perentoria para investigar a uno de los contadores. Él lo conocía como hombre probo. Años de compartir espacio de trabajo juntos, le convencieron de que era honesto. Transparente.
Le vio llegar. Reparó en el memorando interno y en él. Por un lado, la decisión de inculparle de supuestos malos manejos en compras de insumos, y por el otro, la certeza de que aquél hombre estaba al margen de cualquier mala negociación. Una verdadera disyuntiva.
Una revisión cuidadosa de los libros contables, de los movimientos financieros y de las órdenes de gasto, le llevaron a corroborar su inocencia. Pero, ¿qué de la orden recibida de su superior?
Una noche no pudo dormir. Ocurrió dos días después de recibir la imperiosa indicación de investigación a uno de los hombres de confianza. Y como una luz que iluminó la oscuridad de la noche, tuvo la certeza de que algo andaba mal, y a la mañana siguiente lo comprobó: el robo lo estaban propiciando otros.
Y cometió lo que para muchos era la peor estupidez. Lo defendió. Su jefe en el orden jerárquico lo trató de obstinado y lo acuso de desacatar la orden. Sin embargo, él permaneció firme. En su angustia, y aunque no asistía a ninguna congregación cristiana, buscó a Dios en procura de justicia. Y Él respondió. Todo salió a la luz. Se hizo justicia.
Dios es justo, y ama la justiciaUna de las características que rodean a nuestro amado Dios, es que es justo y ama la justicia. En Él podemos confiar. Es quien pelea nuestras batallas y saca a la luz lo verdadero.
En la Biblia leemos: "Porque la palabra de Dios es verdadera, y en su bondad pueden confiar. Dios ama que se haga justicia y se establezca el derecho. La tierra está llena del fiel amor del SEÑOR." (Salmo 33:4, 5. La Biblia, la Palabra de Dios para todos).
Usted y yo no debemos ni podemos siquiera concebir el hacernos cómplices de la injusticia. Por falsas acusaciones muchas prisiones de Latinoamérica están llenas de inocentes. No se hicieron las averiguaciones pertinentes. Simplemente se les imputó un delito que, sin duda, no cometieron.
Cuando alguien venga a usted con acusaciones contra otro, no lo crea porque simplemente se lo dicen. Créalo porque usted mismo lo corrobora, no por afirmaciones de terceros que, en muchas ocasiones, están viciadas de error, envidia y un velado propósito de causar daño.
Dejamos atrás nuestra vieja vida
No aprendió los principios de las Escrituras bajo la guía de ningún maestro. Rolando lo hizo solo. A la sazón era la única alternativa ya que vivía dos horas del primer poblado, en una finca agricola.
Después de terminar sus labores agropecuarias, hacia las cinco de la tarde, dedicaba dos horas al estudio bíblico. Lo hacía a solas mientras que su esposa preparaba los alimentos en la cocina. Leía en voz alta. Con paciencia. Ávido por aprender todo lo que podían enseñarle las Escrituras.
Rayaba los sesenta años y tuvo el convencimiento de que valía la pena emprender una nueva vida. La ofrecía Jesucristo y no
importaba su edad. A él le pertenecía la posibilidad de reemprender el nuevo camino diario, un camino de cambio.
Abelardo renunció a su vieja forma de vivir. Lo hizo con el convencimiento de que agradaba a Dios. No quería fallarle. Su esposa, con el paso de los días, terminó asimilando esa forma de vida. Llegó también a amar a Jesucristo de una manera especial.
Cuando sometemos al Hijo de Dios nuestra existencia, se producen modificaciones en nuestra forma de pensar y por tanto, de actuar. Es una transformación progresiva y firme la que se experimenta.
El apóstol Pablo escribió: "Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la Palabra de Dios. Por el contrario, manifestando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana" (2 Corintios 4:2).
En palabras sencillas puso de manifiesto que estaba dejando atrás su forma de vivir para emprender un nuevo camino con Cristo. Lo hacía caminando en Su presencia con transparencia, sabiendo que a los hombres podemos engañarlos pero no a Dios. Y tu, has pensado en ponerlo en práctica. Nunca es tarde para comenzar. Que te parece el día de hoy. Dios te bendiga.
Debes aprender de los Redwoods
Aunque nunca he visto los árboles Sequoia de California, conocidos como los “Redwoods”, me han comentado que son espectaculares. Algunos llegan a tener hasta 100 metros de altura.
Raramente, estos grandes árboles tienen unos sistemas de raíces inusualmente cortas que solo se encuentran debajo de la superficie del suelo para obtener toda la humedad de la superficie posible. Y esta es su vulnerabilidad.
Sin embargo, muy pocas veces se verá uno de estos gigantes derribado por tormentas porque ellos crecen en rocas y sus raíces
entrelazadas proveen sosten el uno para el otro en tiempo de vientos recios.
Cuando estamos juntos, ya sea como familia, iglesia o amigos, proveemos esta misma clase de sostén.
El dolor y el sufrimiento nos llega a todos. Pero, así como estos gigantes árboles Sequoia, podemos ser sostenidos en esos tiempos díficiles por el toque de las vidas de otros. El saber que tenemos a alguien; que no estamos solos; que hay alguien que está dispuesto a tocarnos, sostenernos, guardarnos de ser destruidos.
Gálatas 6:2 “Sobrellevad los unos las cargas de los otros;”
Romanos 12:15 “Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran.”
1 Corintios 12:26-27 “Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él.
Es tu amor algo superficial
Carlos Phillips se casó con la muchacha más linda de su pueblo. Para su luna de miel se embarcó con ella en un hermoso yate. Habían transcurrido sólo cuatro días de viaje cuando hubo un horrible incendio. El fuego fue de tales proporciones que muchos murieron y otros sufrieron graves quemaduras. El yate se hundió, pero algunos lograron salvarse en los botes salvavidas. Uno de ellos fue Carlos Phillips. Lamentablemente no se supo nada de su esposa.
El dolor y la tristeza embargaron el corazón de Carlos, pero tuvo que aceptar su suerte. Se dedicó de lleno a su negocio, y en unos tres años había prosperado bastante. Con esos nuevos recursos decidió investigar la suerte que había corrido su amada. Contrató los servicios de un detective privado para que averiguara lo que pudiera acerca de su esposa desaparecida. El detective descubrió que una joven con el rostro desfigurado por cicatrices había sido rescatada, así
que se dio a la tarea de encontrarla. Por fin la halló en una casa a pocas cuadras de la fábrica de Phillips, donde había estado trabajando como empleada doméstica. No había duda: era la esposa de Phillips. La desdichada mujer había aceptado ese empleo porque sabía que así podría, aunque fuera a distancia, ver al hombre a quien amaba tanto.
Después de derramar muchas lágrimas, se vieron otra vez cara a cara.
-¿Por qué te escondiste, mi amor? -le preguntó Carlos.
-Por estas cicatrices -respondió sencillamente ella.
-¿No sabías que estaba loco por verte? -insistió él.
-Es que no soportaba que me vieras así -contestó cabizbaja-. Pensé que sería muy grande tu desilusión.
La esposa de Carlos Phillips ignoraba que el amor de su esposo no era superficial. La pobre mujer se imaginaba que era como el amor de los demás hombres que ella había conocido. No contempló la posibilidad de que fuera un amor incondicional, y por lo tanto divino, ya que así es el amor de Dios. Aunque hasta ahora no se nos haya ocurrido, muchos de nosotros somos iguales que ella. Pues así como ella ignoraba que era incondicional el amor del hombre con quien se había casado, también muchos ignoramos lo incondicional que es el amor del Dios-hombre, Jesucristo, que nos ama como a una esposa.
Al igual que las quemaduras en el cuerpo de la esposa de Phillips, el pecado ha dejado cicatrices en nuestra vida, cicatrices que sin duda nos traen vergüenza. Pero Cristo nos aseguró que vino al mundo a buscar y a salvar lo que se había perdido, pues no son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. Lc 5:31-32; 19:10 Nuestro pasado no lo espanta ni lo confunde. Su amor es más profundo que las cicatrices de nuestro pecado. Dejemos, pues, de tratar de ocultárselas. De todos modos, a Él no se le puede ocultar nada. Corramos más bien a su encuentro. Cristo ve mucho más allá de nuestras cicatrices, y anhela vernos tal como somos, hasta el punto de haber dado su vida para que eso sea posible.
La amargura y la ruina
El rey Saúl lo tenía todo: la unción de Dios como gobernante; el profeta Samuel para guiarlo; el poder y la riqueza del reino de Israel; la aprobación de la gente. Sin embargo, murió amargado. ¿Qué pasos lo llevaron a su ruina?
1 La ira. Cuando Goliat fue derrotado, la multitud alabó a Saúl como el que había matado a miles, pero a David como el que había liquidado a diez miles. En vez de regocijarse de que Dios había levantado a alguien para que matara al gigante, Saúl se enojó contra David porque éste recibió más elogios que él.
2 La desconfianza. El temperamento irascible de Saúl afectó su mente, y tuvo sospechas de las intenciones de David. Comenzó
pensando que, debido a que el Señor estaba con David, el joven querría quitarle el reino.
3 El temor. Llevó a Saúl a conspirar contra David y a arrojarle lanzas.
4 El rechazo. El rey envió a David lejos de su presencia.
5 El miedo. El terror de David creció y se hizo más virulento con el éxito militar de David y con el amor cada vez mayor de la gente por él.
6 Actos engañosos. El rey trató dos veces de manipular a David ofreciéndole una de sus hijas en matrimonio. Ambas veces conspiró para que David fuera asesinado por los filisteos, y falló en los dos intentos. La reacción de Saúl fue convertirse en enemigo de David por el resto de su vida. De allí en adelante reinó la amargura.
Aunque los detalles de nuestra vida no son los mismos de Saúl, sí lo son los pasos que llevan a la amargura y a la ruina. ¿Qué ira no resuelta estás dejando infectar? ¿A quién estás evitando por animosidad? ¿No quisieras confesar tu pecado, volverte a Dios y ser libre? Hazlo ahora. Dios te bendiga.
Que son los problemas?
En realidad los problemas son puertas que se abren para llevarnos a nuevas experiencias siempre y cuando no dejemos que el resentimiento, la frustración y el desespero se apoderen de nuestro corazón. Los problemas de la vida son los obstáculos que pueden desarrollar los músculos del alma y el entrenador en todos esos ejercicios es el Señor, quién nunca nos dejará ni nos desamparará hasta que vea terminado su propósito en nosotros.
LOS QUE PREDICEN: Ayudan a moldear nuestro futuro.
LOS QUE RECUERDAN: No somos suficientes. Necesitamos
que Dios y los demás nos ayuden.
SON OPORTUNIDADES: Nos sacan de la rutina y nos hacen pensar creativamente.
SON BENDICIONES: Nos abren puertas por las que, por lo general, no hubiéramos pasado.
SON LECCIONES: Cada nuevo reto será un maestro para nosotros.
ESTÁN EN TODAS PARTES: Ningún lugar o persona está excluido de ellos.
SON MENSAJES: Nos advierten sobre desastres potenciales.
SON SOLUCIONABLES: Ningún problema es sin solución.
Yo, pues, he oído de ti que puedes dar interpretaciones y resolver dificultades. Si ahora puedes leer esta escritura y darme su interpretación, serás vestido de púrpura, y un collar de oro llevarás en tu cuello, y serás el tercer señor en el reino. Dan 5:16
Puso luego David guarnición en Siria de Damasco, y los sirios fueron hechos siervos de David, sujetos a tributo. Y el Señor dio la victoria a David por dondequiera que fue. 2 Sam 8:6
El Señor te oiga en el día de conflicto; El nombre del Dios de Jacob te defienda. Sal 20:1
Permitele al Señor cumplir su proposito en ti. No demores tu crecimiento. Dios te bendiga.
Planes que se derrumban como castillos de naipes
Creyó en Dios hasta que consiguió dinero. Lo hizo a fuerza de compromiso con sus sueños. Sin duda no fue fácil. Pero cuando llegó a la cima de sus metas, se olvidó de Aquél que le había llevado a escalar con fortaleza cada peldaño; pero el poder lo tornó insensible. Se olvidó de todo y de todos. Pareciera que no necesitaba de ninguno.
Su empresa de procesamiento de textiles se encontraba en la zona industrial de la ciudad. La componían varias bodegas muy grandes. Eran un monumento al progreso y al esfuerzo personal. La envidia de muchos propietarios de negocios. "Estás progresando", le decían cada vez que le veían. Él se sentía en las nubes. Sonreía con orgullo y se limitaba a decir: "No es nada", pero muy dentro de él estaba convencido que estaba por encima de los demás.
Pero la desgracia llegó así como un día lo atropelló la abundancia. En cuestión de minutos. Avanzada la noche. Nadie supo explicar cómo. Los bomberos atribuyeron el incendio a un corto en el sistema eléctrico. Un investigador del cuerpo policial aseguró que se trataba de "manos criminales", aunque no pudo probarlo.
Lo que por años le costó bastante construir, en cuestión de pocas horas quedó reducido a las cenizas. Y algo más grave aún: no tenía un seguro que cubriera la totalidad del valor de las propiedades incineradas. Creyó oportuno ampararlas por menos. La compañía aseguradora pagó lo que correspondía por ley.
Ahora está comenzando de nuevo. No es fácil, como tampoco lo fue en su primera empresa. Pero lo intenta. Ha vuelto a la iglesia. Se lo puede apreciar muy consagrado, pidiéndole a Aquél que todo lo puede, que le ayude. "Esta vez será diferente—dice en sus oraciones--.Seré fiel a ti". Sin embargo es mentira. Él mismo lo sabe. Apenas alcance solidez, volverá a vivir para sí mismo...
¿Son sólidos sus planes?Los seres humanos tenemos una extraña inclinación a olvidarnos de todo y de todos cuando creemos que alcanzamos la cima. Es probable incluso que usted haya dejado de lado a quienes le ayudaron a subir la escalera hacia la realización personal.
El fracaso estriba, en: 1.- Olvidarnos de quien ha sido nuestro principal apoyo: Dios. 2.- Desechar la amistad de quienes nos ofrecieron su apoyo.
No podemos desconocer que todo en la vida es efímero. Solamente Dios permanece. Y son firmes, los planes que trazamos en Su voluntad, tal como leemos en las Escrituras: "Con una sola de sus órdenes, puede arruinar todos los planes de las naciones. Él puede estropear todos los proyectos de los pueblos. Pero su consejo permanecerá para siempre. Sus planes bondadosos continuarán realizándose de generación en generación" (Salmo 33:10, 11. La Palabra de Dios para todos).
En adelante, someta todos sus planes y proyectos en manos del Señor. Deje que sea Él quien los gobierne y tome el control. Con su ayuda, nada absolutamente nada será imposible. Además, los resultados serán firmes.
Revisa tu ejemplo
Todavía recuerdo la tarde soleada en que fuimos con mi amigo un joven evangelista a un barrio de Salta, llamado Floresta, para apoyar una campaña evangelizadora del Pastor Quipildor. El punto de concentración era en una esquina polvorienta, en la zona marginal que habitaba un discipulo del Pastor Quipildor, junto con su esposa. El pastor Oscar Quipildor iba con su hijita ( casi 4 años de edad) y llevaba un megáfono al hombro. Estaban predicando acerca del evangelio transformador de Jesucristo.
Aquella imagen me impactó. Me pareció insólito que la tranquilidad de ese pobre caserío, fuera interrumpida por alguien que hablaba de una nueva oportunidad y que aludiera esa posibilidad de encontrar un nuevo rumbo, recibiendo al Hijo de Dios en el corazón.
Yo, como muchos otros fuimos al culto al cual estaba invitando. No puedo negar que me cautivó el mensaje. Pero más, lo que aprecié del pastor. Era un hombre que vivenciaba aquello que predicaba. Vivía humildemente junto con su esposa. Lo hacían con decoro, confiando en la provisión divina que nunca faltó.
Las personas que estaban a su alrededor pueden dar fe de que siempre encontraron testimonio de vida en Oscar Quipildor. Era un hombre de fe que a través de sus hechos, ofrecía la mejor versión de la Biblia de que se pueda tener conocimiento. Era digno de imitar...
El ejemplo personal es fundamental. Las palabras pueden referirse a muchas cosas, pero el testimonio personal es el que realmente impacta. Si en el púlpito predicamos algo que no hemos materializado en nuestra vida, estaremos mintiendo; pero mucho más daño haremos si lo que decimos no va acompañado de acciones concretas.
El apóstol Pablo fue enfático al respecto cuando escribió: "Vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos, pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros" (2 Tesalonicenses 3:7).
Estaba convencido de que sus actuaciones eran un patrón a imitar por parte de quienes lo habían visto. Era evidente que hacía práctico aquello que predicaba. Quienes se encontraban alrededor eran concientes y deseaban seguir sus pasos. Te das cuenta que siempre es mejor mostrarse como realmente sos, que vender una imagen que no coincide con tus actos. Dios te bendiga.
Amigo Verdadero
Un amigo SENCILLO nunca te ha visto llorar.
Un amigo VERDADERO tiene los hombros húmedos por causa de tus lágrimas.
Un amigo SENCILLO no conoce los nombres de tus padres.
Un amigo VERDADERO tiene sus números de teléfono en su libreta de direcciones.
Un amigo SENCILLO trae bebidas a tu fiesta.
Un amigo VERDADERO llega temprano para ayudarte a cocinar y se queda hasta tarde para ayudarte a limpiar.
Un amigo SENCILLO odia cuando le llamas después de haberse acostado.
Un amigo VERDADERO te pregunta por qué te tardaste tanto en llamar.
Un amigo SENCILLO procura hablar contigo acerca de tus problemas.
Un amigo VERDADERO procura ayudarte con tus problemas.
Un amigo SENCILLO, al visitarte, actúa como un invitado.
Un amigo VERDADERO abre el refrigerador y toma lo que necesita.
Un amigo SENCILLO piensa que ha terminado la amistad después de un argumento.
Un amigo VERDADERO sabe que no tienen una amistad sino hasta después de haber tenido una pelea.
Un amigo SENCILLO espera que siempre estés ahí para Él o ella.
Un amigo VERDADERO siempre estará ahí para ti.
Proverbios 18:24 "El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más unido que un hermano."
La obra del pecado
Ustedes se deben acordar. Estuvo en todos los diarios. Veinte empleados del servicio postal de un aeropuerto se dedicaban a una actividad lucrativa. Sustraían, de los bultos de correspondencia que llegaban en los aviones, dinero en efectivo y objetos de valor. Creyendo haber hallado un tesoro inagotable, siguieron esa práctica, sin ser detectados, durante mucho tiempo. Se sabía que había cosas que se estaban perdiendo, pero no se sabía de qué manera.
¿Cómo descubrir a los ladrones? Alguien tuvo una idea. Regar sobre algunos sobres y paquetes nitrato de plata, ponerlos en los bultos de correspondencia y enviar esa correspondencia al aeropuerto donde se efectuaban los robos. El nitrato de plata, sustancia química, mancha los
dedos. Y así se hizo.
Los veinte hombres, como si nada, continuaron con su actividad ilícita. De pronto, notaron las manchas en los dedos. Manchas marrones, intensas, que no salían ni con agua ni jabón, ni con ninguna otra cosa.
Esa era la prueba que los inspectores esperaban. Las manchas descubrieron a todos y cada uno de los delincuentes. El delito mismo que cometían había dejado, en sus dedos, las manchas delatoras. No había forma de que pudieran negar su fechoría, y todos fueron procesados.
Hay una ley indefectible que nadie puede burlar. Es la ley que declara que el hacer el mal siempre deja sus manchas. No siempre serán manchas de nitrato de plata, o de polvo de carbón, o de tinta indeleble; pero el mal va manchando el carácter, la conciencia, el corazón, y así como lo hace el nitrato de plata, deja también su mancha delatora en la vida de todo el que infringe las leyes morales.
La persona que vive en la maldad y que practica el mal, podrá mostrar durante un tiempo una piel limpia y perfumada, unos ojos brillantes y alegres y una sonrisa feliz y atractiva; pero en lo más profundo de su ser, comienza a formarse una mancha. Y un día esa mancha se notará en el rostro, en la conversación, en la mirada, en el tono de la voz y en las actitudes extrañas y desacertadas.
Esa es la obra del pecado. El pecado va formando, en el fondo del alma, un légamo maloliente, como el que se forma en el fondo de las lagunas por la descomposición de las materias orgánicas. Un día cualquiera se revuelve el agua de la laguna, y todo ese légamo aflora a la superficie.
Sólo Jesucristo puede limpiar por completo nuestro ser, dejándolo limpio, puro y perfecto. Él limpia el alma, y cuando somos limpios por dentro, lo somos por fuera. Sometamos nuestra vida al señorío de Cristo para que limpie todas nuestras manchas.
Si te toman hoy una prueba, estás preparado?
Los maestros hacen exámenes escritos y orales para saber cuánto han aprendido sus alumnos. Dios también nos hace pruebas espirituales, pero por una razón diferente. Su propósito no es descubrir algo, porque Él ya lo sabe todo sobre nosotros. Sus pruebas son para ayudarnos a aprender más acerca de nosotros mismos, a descubrir nuevas verdades sobre Él y a crecer espiritualmente.
Nuestro compromiso con el señorío de Cristo es un área en la que Dios siempre nos probará. ¿Nos mantendremos firmes cuando nuestra senda esté llena de obstáculos? ¿Confiaremos en el Señor y dependeremos de Él cuando la vida nos trate duramente? No debemos temer a las pruebas porque nuestro amoroso Padre celestial ha prometido ponerles un límite (1 Co. 10:13), estar con nosotros en medio de ellas (Mt. 28:20b) y hacer que nos resulten de provecho (Jer. 29:11).
Una de las pruebas de Dios a Abraham fue ordenarle que le ofreciera a su hijo Isaac como un sacrificio. Pero la intención de Dios no fue jamás que Isaac fuera inmolado; eso habría violado su naturaleza divina. Tal como el Señor lo había planeado, la prueba reveló el firme compromiso de Abraham con el Padre celestial y la magnitud de la suficiencia y la fidelidad de Dios para con sus seguidores, lo que aumento la fe del patriarca. A pesar de lo doloroso que debió haber sido esta prueba, fue necesaria para que Abraham madurara y se convirtiera en el hombre que Dios quería que fuera.
No todos los cristianos tienen el mismo grado de compromiso con el señorío de Cristo. Pedíle a Dios que utilice los problemas que enfrentas, para profundizar tu devoción a Él y hacerte más como Jesús. Dios te bendiga.
Transita el Peligro
Transita el Peligro. Corre el riesgo. Trepe y súbase a la rama donde está el fruto. Muchas personas están todavía abrazadas del tronco del árbol, preguntándose por qué no reciben el fruto de la vida.
Muchos líderes potenciales nunca lo logran porque se quedan atrás y dejan que otro corra el riesgo.
Muchos receptores potenciales nunca recibieron nada porque no dieron un paso fuera de la multitud y lo pidieron. Santiago nos dice: «No tenemos porque no pedimos».
Reír es correr el riesgo de parecer tonto.
Llorar es correr el riesgo de parecer sentimental.
Acercarse a otro es correr el riesgo de involucrarse.
Demostrar sus sentimientos es correr el riesgo de demostrar su verdadero yo.
Poner sus ideas, sus sueños, delante de la gente es correr el riesgo de perderlos.
Amar es correr el riesgo de no ser amado.
Vivir es correr el riesgo de morir.
Esperar es correr el riesgo de desesperar.
Tratar es correr el riesgo de fracasar.
En realidad no pedimos porque tenemos miedo al rechazo. Por eso no corremos el riesgo. Pero hoy es un día para correr riesgos.
Después de estas cosas vino la palabra del Señor a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Gen 15:1
Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación. Gen 46:3
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. Jos 1:9
Deja los miedos de lado. El Señor esta esperando que pelees por tus bendiciones. Corre el riesgo, lucha, persevera, sigue adelante. Lo mas importante es llegar a la meta. La vida eterna. Dios te bendiga.
En la tormenta encontrarás paz, si la buscas
La mujer lloró por espacio de mucho tiempo. Algo constante. Mañana, tarde y noche. Los días perdían su encanto, y aunque amaneciera un sol esplendoroso, ella perdía la paz apenas recordaba su realidad: era la madre de dos jóvenes drogadictos.
La adicción en ellos comenzó muy temprano. Carlos tenía veintiún años y José dieciocho. Habían probado todo, desde marihuana hasta cocaína. El mayor de todos pasaba su tiempo en una villa de la ciudad, oscuro y maloliente, al que convergían todos los viciosos.
Sus lágrimas rodaban por el rostro arrugado, testimonio de que había envejecido antes de tiempo como consecuencia del sufrimiento.
Sin embargo su panorama cambió cuando conoció al Señor Jesucristo. Fue un respiro en medio del camino agitado de la vida. Ocurrió en un servicio evangélico al que asistió acompañando y respondiendo a la invitación de una amiga. Fue la mejor decisión que pudo hacer. Nunca se arrepintió.
El paso del tiempo, estando de por medio la oración de aquella desconsolada madre, dio como resultado que los dos jóvenes abandonaran el camino de las drogas. Dios respondió a su clamor.
Esta historia está rodeada de mucho dramatismo sin duda. Es la dura realidad de quien ve cómo se desmorona la familia. No obstante, la paz vino a su corazón cuando entregó los problemas en manos del Hijo de Dios.
El propio Señor Jesucristo dijo a sus discípulos: "Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo" (Juan 15:11).
Los cristianos no fuimos llamados a vivir en amargura sino por el contrario, a ser embargados por el "gozo" de Jesús. Cuando lo interiorizamos, se producen extraordinarios cambios. Es el fruto del mover de Dios en nuestro ser.
¿Está dispuesto a experimentar ese toque divino? Reciba hoy a Jesucristo y reciba paz en el corazón, en medio de las tormentas. Piensalo, y recurre a el SIEMPRE. Dios te bendiga.
Y Eleonora ganó la batalla...
Si a alguien le hicieron la vida imposible por profesar fe en Jesucristo, esa persona es Eleonora. Una mujer de contextura menuda, algo más de cuarenta años, una mirada triste como un camello sofocado por el calor en medio del desierto, y varias cicatrices que lleva en sus brazos y una mejilla. Son las marcas que testimonian las múltiples agresiones de que ha sido víctima por parte de su esposo. Él, en medio de los celos, no podía creer que ella estuviera en el culto.
Un día, un domingo en la tarde para ser más específicos, le quemó la Biblia. Primero le arrancó algunas páginas, luego la carátula y finalmente le prendió fuego. El libro sagrado ardió con unos tintes azulados y rojizos que se mezclaban en las débiles llamas.
--No volverás a esa iglesia...—le gritó fuera de sí.
--Amo a Jesucristo... y no renunciaré a mi fe--, le respondió.
--Si es así, ya verás—le dijo y, acto seguido, le propinó una sucesión de golpes que la tuvieron enferma por varios días. Cuando la llevaron al hospital, explicó al médico que los hematomas eran el fruto de caer estruendosamente por las escaleras.
En todo ese tiempo, estuvo orando a Dios por la conversión de su esposo. No cesó de hacerlo. Perseveraba. Y una noche, cuando él iba a buscarla al templo para formarle un escándalo y asegurar así que ella no volviera a congregarse, decidió escuchar el mensaje. Pretendía burlarse del predicador. Sin embargo las Escrituras que leyó el pastor, llegaron a su corazón.
Muy dentro de sí sintió como Jesús el Señor dejaba de ser una doctrina sin sentido de la iglesia tradicional en la que se había criado, y llegaba a ser real. Antes que pudiera saber cómo, aceptó la invitación a pasar al frente. De rodillas, junto al altar, recibió a Cristo como su Salvador.
Aquél día, Eleonora ganó la batalla. Lo hizo en oración. No mediaron presiones ni respuestas groseras. Sólo la oración.
No estamos solos en la luchaLas dificultades traen tribulación a nuestra vida. Es algo que no podemos ni negar ni desconocer. Hay quienes, al enfrentar problemas, deciden volver atrás. Otros, por el contrario, se toman de la mano del Señor Jesús y siguen adelante. No se detienen. Han puesto su mira en el Salvador, quien los fortalece.
El apóstol Pablo explicó que, afirmados en Cristo, somos más que vencedores en aquellas dificultades que surgen a nuestro paso cuando menos lo esperamos, y que atentan contra nuestra integridad física y espiritual: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulaciones, o angustia, o persecución, o hambre o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vendedores por medio de aquel que nos amó." (Romanos 8:35, 37).
No obstante la adversidad, tú y yo estamos llamados a vencer. Dentro nuestra está sembrada la semilla de triunfadores, la misma que está en quienes recibieron a Jesucristo como su Señor y Salvador, y caminan tomados de su mano. Nada, absolutamente nada nos separará de Él y, por el contrario, lo seguro es que lograremos salir airosos de todo problema que salga al paso...
Luchas por la Unidad
Un labrador anciano tenía varios hijos jóvenes que se llevaban mal entre sí, peleaban constantemente.
Un día les congregó a todos y mando traer unas cuántas varas, las colocó todas juntas e hizo un manojo con ellas, les preguntó cuál de ellos se atrevía a romperlo.
Uno tras otro todos se esforzaron para lograrlo, pero ninguno pudo conseguirlo.
Entonces el padre desató el manojo y tomando las varas una a una les mostró cuán fácilmente se partían, y enseguida les dijo:
-De esta manera, hijos míos, si estáis todos unidos nadie podrá venceros; pero si estáis divididos y enemistados el primero que quiera haceros mal os perderá.
Efesios 4:3
Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza;5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo;6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
Hay paz cuando Jesucristo reina en nuestra vida
Sentados en semicírculo, debajo de una carpa blanca, de frente al sol naciente, y en medio de un bosquecillo de altos pinos, los caciques de tres tribus utes y dos comanches fumaron la pipa de la paz. Eso ocurría en el estado de Colorado, Estados Unidos.
Los caciques firmaron así un tratado de paz que había comenzado a considerarse cien años atrás, cuando las tribus guerreras de los comanches y los utes habían decidido hacer la paz entre ellos.
En aquel entonces un disparo de rifle, hecho por un indio desconocido, había dado por tierra con todas las negociaciones, y se había desatado otra vez la guerra entre las tribus.
Después de un siglo, y tras haber pasado por cambios impresionantes en la situación mundial, y cuando ha dado un extraordinario vuelco la historia de los indígenas de América, los caciques culminan el tratado y fuman juntos la pipa tradicional, la pipa de la paz.
Aunque no fumo, creo que fumaría una pipa de la paz si con eso pudiera sellar la paz entre los hombres. Fumaría la pipa de la paz, entre el esposo y la esposa, peleados y distanciados por no ser comprensivos y tolerantes. Solamente la amistad y el amor recíproco hacen la felicidad de cualquier pareja. Parejas felices crean hogares felices y éstos, a su vez, sociedades felices.
Fumaría una pipa de la paz entre padres e hijos. Fumaría una pipa de la paz entre hermanos y hermanas. Fumaría una pipa de la paz entre jefes y empleados, fumaría una pipa de la paz entre religiones, entre naciones y entre reinos. Fumaría una pipa de la paz entre todos los grupos humanos que están peleados, enemistados y distanciados por cualquier causa que sea.
Pero no hace falta que yo ni nadie fume una pipa de la paz para tener paz en el mundo. No es la pipa la que hace la paz.
Sí puede haber paz en el mundo, pero solamente cuando Jesucristo reina en nuestra vida. Cristo es quien hace la paz de cada ser humano, en primer lugar con Dios y después con los demás seres humanos. Sólo cuando el hombre alcanza la paz con Dios puede comenzar a establecer la paz con el prójimo.
Entreguemos nuestra voluntad, nuestro corazón, toda nuestra vida a Cristo. Ese es el punto de partida de toda reconciliación y de toda paz. Invitemos a Cristo a que sea el Rey de nuestra vida. Él desea que seamos libres de luchas y conflictos, y que tengamos paz.
Tienes resentimientos
La semana pasada decíamos que la amargura es un veneno, una mezcla que preparamos para alguien, pero que terminamos bebiéndola nosotros mismos. Hoy veremos otra ilustración útil que nos ayudará a entender los resultados del resentimiento.
Hebreos 12:15 describe a la amargura como una “raíz”. Piense en ello. ¿Dónde encuentra uno las raíces? Dentro de la tierra, por debajo de la superficie, alimentándose de los nutrientes que las rodean. Siempre que usted vea una planta, una flor o un árbol, tenga la seguridad de que por debajo de su apacible fachada hay una raíz que está extrayendo vida del suelo y llevándola al lugar donde está asentada la planta. Sin la raíz, la vegetación colapsa y muere.
¿Ve cómo esta imagen se parece a su vida espiritual? Quizás usted tiene una raíz de amargura bajo la superficie, prácticamente invisible para quienes pasan a su lado. Pero, ¿significa eso que la raíz de amargura que casi no se nota, está inerte y es inofensiva? ¡Claro que no! Por el contrario: usted puede tener la seguridad de que la raíz está haciendo su trabajo, extrayendo vida de usted y utilizándola para alimentar una mala hierba de odio, impaciencia y descontento.
Una raíz de amargura jamás producirá un buen fruto. Cuando la semilla, el suelo y la raíz son malos, es ilógico esperar otra cosa que no sea un fruto malo y una maraña de malas hierbas.
¡Pero anímese! El problema tiene solución. Lo único que se necesita para matar una mala hierba, es desenterrarla y eliminar la raíz. Arranque la fuente de su resentimiento del lugar donde se oculta. Sáquela a la luz, y después deséchela. Dios te bendiga.
Los nudos en nuestra vida
Los tapices españoles son muy famosos desde 1721.
La calidad de las composiciones convierte a cada tapiz y alfombra en una preciosa obra de arte de alto precio. Cada obra es una pieza única por su belleza, colorido y la riqueza de matices.
Al contemplar a los artesanos trabajar de manera tan esmerada en cada obra se aprecia la dificultad de elaborar con paciencia unas piezas que han sido a lo largo de los siglos auténticas joyas artísticas.
Todo ello se aprecia en el museo Real de la Fábrica donde por 2,5 euros se observa como los artesanos ejecutan con mimo una tarea centenaria.
El propio edificio ya es una obra de arte en sí misma con sus altos muros de piedra y ladrillo. El Rey Felipe V fue el fundador de la Real Fábrica de Tapices siguiendo el modelo de los talleres reales en Francia a comienzos del siglo XVII.
Los artesanos se concentran en su trabajo sin prisa, en medio de un hueco silencio que trasciende tiempo y espacio. Cada nudo español es perfecto o se hace y se deshace hasta que llega a serlo. Un metro
cuadrado de tapiz fino puede tardar hasta tres meses en manos de un artesano.
La demanda de estos tapices es más reducida ya que el metro cuadrado puede costar hasta 12.000 euros.
Tomado de Revista Nexos, que viene como suplemento de nuestro diario local. Agosto-Septiembre 2009.
Estos tapices españoles nos recuerdan el echo de que Dios esta tejiendo nuestras vidas de una manera perfecta.
Cada nudo en nuestra vida tiene un propósito.
Dios sabe lo que ha comenzado en nosotros y hacia donde nos está llevando. La obra de Dios es nosotros es soberanamente costosa, mucho más que un tapiz español.
Comenzamos por recordar que Jesús pago el precio más alto que alguien hubiese podido pagar. Su propia sangre y día a día él sigue tejiendo nuestra vida.
No te desesperes ante los nudos de tu vida, aunque no lo entiendas, forman parte del diseño de Dios para tu vida.
Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. I Pedro 1:19
Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Fil 1:6
El Señor recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte. Ruth 2:12
Cuantas veces renegaste de esos nudos de tu vida, y se los reclamaste a El. No te olvides, que forman parte del diseño de Dios para tu vida. El ya lo comenzó. Vos lo estas continuando. Dios te bendiga.
Simplemente, espere en Dios...
No sabía por qué pareciera, aquella mañana, que el mundo entero se había confabulado en su contra. La empresa de taxis tardó demasiado en enviar un auto a recogerle. En la central terminal de transportes, había muchas colas para registrar el viaje y, justo cuando llegó a la ventanilla, le informaron que el vehículo interprovincial por el que preguntaba, había partido cinco minutos antes.
--¿Por qué no avisaron? Llevo bastante tiempo a la espera de ese viaje... ¡Dios, esto es el colmo!—se lamentó.
--La próxima vez—le dijo la empleada con todo displicente—llegue un poco más temprano--. Y siguió atendieron a alguien más. Era evidente que no le importaba el drama que estaba viviendo.
Debió esperar media hora más antes de estar a bordo del autobús que lo llevaría a su destino. Iba a dar una conferencia y, supuso durante el tránsito hacia aquél lugar, que el auditorio estaría lleno. Apenas ingresaron a la ciudad, comprobó que estaba cayendo un fuerte aguacero. Las gotas se estrellaban ruidosamente contra el parabrisas y, a primera vista, era el anticipo del diluvio universal. Ríos corrían por algunas calles.
Cuando por fin llegó a su destino, el sitio estaba literalmente vacío.
--Ya ve—le explicó el organizador--: la fuerte lluvia ha impedido que lleguen los invitados a la conferencia. Creo que deberemos esperar otra media hora, ¿no le parece?—
El hombre sonrió y comprendió, en ese instante, que los planes de Dios son insondables; pero además, que si estamos en el Plan de Dios, Él cuadrará absolutamente todo para que no haya contratiempos y podamos cumplir la misión para la que Él nos llamó.
No se desespere... espere en Dios
Con frecuencia los contratiempos llegan a nuestra vida. Tan sorpresivamente que nos roban la confianza que teníamos de que todo iba marchando "viento en popa". No es así, como comprobamos dolorosamente cuando algo sale mal.
No es fácil calmarnos cuando el mundo está en contra. Sin embargo es necesario hacerlo. Es la recomendación que nos da el apóstol Pablo. Y añade algo más: depositar toda nuestra confianza en Aquél que todo lo puede: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." (Romanos 8:28).
Si usted ama al Señor y está en sus planes, tenga la convicción de que aunque todo parezca salir mal, finalmente se cumplirá la meta que el Padre celestial ha trazado para usted.
Confiar en Dios es un proceso. Pero debemos desarrollarlo, vivirlo, aprenderlo. No será cuestión de una hora, un día o una semana. Puede que le tome muchos años. Pero llegará a sentir la enorme paz que embarga nuestro corazón cuando, en medio de la tormenta, depositamos la confianza en nuestro Supremo Hacedor.
Como pasamos la tempestad?
La superficie de la mesita de noche estaba llena con algunas pastillas, un reloj, papeles cuidadosamente doblados y un vaso de leche. Mi amiga estaba sentada en el borde de la cama. Eran las dos de la madrugada y no podía conciliar el sueño. Los minutos transcurrían muy lentos.
-Dios mío, ayudáme por favor. La situación en la que me encuentro es angustiosa (clamaba con las manos fuertemente unidas, hasta tal punto que los nudillos se estaban amoratando).
Su esposo estaba en la sala. Al no poder conciliar el sueño, buscaba matar el tiempo viendo televisión. Pretendía hacerlo, porque ante la gravedad de la situación, no hacía sino percibir imágenes que se sucedían rápidas una tras otra.
El clamor era reiterado. Tenía razón para hacerlo. Su hijo no regresaba aún. Estaba en las calles. Consumiendo alcohol y drogas. Era una situación declarada en su vida. A la postración en los vicios lo habían llevado los mal llamados amigos. Comenzó desde adolescente. Ahora todo había empeorado. Había llegado a robar. Sus padres estaban muy angustiados.
En medio de la preocupación, sometieron la situación a Dios. Reconocieron que no había alternativa. El Señor era la única alternativa.
Por fin escucharon a alguien intentando abrir la puerta. Era el muchacho. Se sentaron a dialogar. Él reconoció que estaba en problemas. Prometió someterse a un tratamiento de rehabilitación.
--Entiendo cómo se sienten, de verdad. Voy a poner todo de mi parte para rehabilitarme—les dijo.
La Biblia es clara cuando nos dice que las tormentas de la vida debemos ponerlas en los hombros de Aquél que todo lo puede. Solo así, vendrá la tranquilidad sobre nuestro ser. El Señor Jesús lo dijo a sus discípulos y también a nosotros: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo" (Juan 14:27).
Nuestro mayor error reside en querer resolver los problemas a nuestra manera. Si lo hacemos en Dios, depositando toda nuestra confianza en Él, todo será diferente. Lo pensás así. Si es así, ora por aquellos Hermanos en FE, que todavía dudan. Dios te bendiga.
En el hay victoria
Se cuenta que cierto emperador chino, cuando le avisaron que en una de las provincias de su imperio había una rebelión, dijo a los ministros de su gobierno y a los jefes militares que lo rodeaban: "Vamos. Seguidme. Pronto destruiré a mis enemigos." Cuando el emperador y sus tropas llegaron a donde estaban los rebeldes, él trató afablemente a éstos, quienes, por gratitud, se sometieron a él de nuevo.
Todos los que formaban el séquito del emperador pensaron que él ordenaría la inmediata ejecución de todos aquellos que se habían sublevado contra él; pero se sorprendieron en gran manera al ver que el emperador trataba humanitariamente y hasta con cariño a quienes habían sido rebeldes. Entonces el primer ministro preguntó con enojo al emperador:
"¿De esta manera cumple vuestra Excelencia su promesa? Dijisteis que veníamos a destruir a vuestros enemigos. Los habéis perdonado a todos, y a muchos hasta con cariño los habéis tratado.
Entonces el emperador, con actitud generosa, dijo:
—Os prometí destruir a mis enemigos; y todos vosotros veis que ya nadie es enemigo mío: a todos los he hecho mis amigos.—
Mateo 5:44
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen
Proverbios 17:17
En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Proverbios 18:24
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano.
Dejamos que Dios nos libre del pecado
Un joven salió al campo a meditar sobre la lucha que libraba todos los días contra las tentaciones de la vida. Al mediodía, sentado sobre una piedra en medio de la naturaleza, se puso a seguir el vuelo despreocupado de una mosca. De pronto la mosca bajó en picada hacia el suelo al divisar una telaraña que estaba entre la piedra y la tierra. En el momento de atravesar la telaraña, la mosca quedó atrapada. Comenzó a patalear, pero lejos de librarse mediante sus desesperados esfuerzos, sólo se enredó aun más. Cuando la astuta araña sintió el movimiento de la tela, corrió hacia la mosca y empezó a cubrirla con su hebrita atrapadora. Entonces la araña se apartó para dejar que la mosca muriera lentamente, pues la experiencia le había enseñado que no había que apurarse; al poco rato se daría el gusto de devorar ese delicioso manjar. Pero cuando la araña se alejó, el joven fácilmente liberó a la mosca y ésta salió volando. ¡Cuál no sería la decepción que sufrió la araña al volver y encontrar que su presa había logrado escapar!
El joven no pudo menos que reflexionar sobre aquella lección que le había dado la naturaleza misma. Él era como la mosca, y la araña como el enemigo que lo tentaba a diario. Cada vez que divisaba una atractiva telaraña, se lanzaba en picada hacia ella pensando que podría atravesarla y salir ileso al otro lado. Pero sucedía que casi siempre quedaba atrapado y comenzaba a patalear, procurando desesperadamente librarse de la trampa en que había caído. Cuanto más se esforzaba, más se enredaba, hasta que el enemigo de su alma lo aprisionaba del todo y se apartaba para dejar que muriera lentamente, víctima de las consecuencias de sus actos impulsivos.
¡Cuántas personas no hay en este mundo que, al igual que la mosca, han quedado atrapadas en las telarañas del enemigo! Para unas la telaraña es la pornografía; para otras es el placer sexual fuera del matrimonio; para otras es la codicia de lo ajeno, la riqueza al margen de la ley y a expensas de aquellos a quienes despojan de sus bienes; para otras es la obtención de dinero fácil, arriesgándolo todo en apuestas y juegos de azar; para otras es el escape de la realidad mediante el consumo de alcohol y de drogas. Lo que todas estas telarañas tienen en común es que aprisionan a su víctima con tanta tenacidad que se le hace imposible librarse por sus propios esfuerzos.
A Dios gracias que, así como la mosca de la anécdota, no tenemos que luchar solos contra las tentaciones de esta vida. Cuando nuestro enemigo Satanás nos atrapa en su telaraña, Dios tiene poder para librarnos; para Él es tan fácil como lo fue para el joven librar a la mosca. Y Dios no sólo puede sino que quiere hacerlo. Basta con que se lo pidamos, con las palabras mismas del padrenuestro: «Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.» Mt 6:13 Cuando dejamos que Dios nos libre de la telaraña del pecado, salimos volando por la vía libre rumbo al cielo que nos tiene preparado.
Pensaste en desquitarte alguna vez
Imagine a una persona amargada, deprimida y emocionalmente arruinada. Quien encorvada sobre una mesa de laboratorio añade metódicamente un poquito de esto y una pizca de aquello a un acido verde que está en el tubo de ensayo frente a él. Sus pensamientos son una mezcolanza de imágenes antiguas, y su corazón es un viejo mosaico de odio por un agravio que ocurrió hace mucho tiempo. Está pensando en la persona que lo hirió, y preparando un veneno para dárselo.
Suena como el pasaje de una película, ¿verdad? Sin embargo, aquí es donde la escena cambia de dirección. Imagine a ese mismo científico patético dando un suspiro de aviso cuando se endereza, maravillado de la venganza líquida que ha creado. Ahora, por último, imagine a esa pobre alma
diciendo: "Ahora vas a ver", mientras levanta el tubo y se bebe el veneno.
Ése es un giro sorprendente, que uno no esperaría ver en una película. Pero, es muy posible que usted haya hecho lo mismo en algún momento.
La amargura es un veneno que preparamos para alguien, pero después somos nosotros quienes nos lo bebemos. Es una dosis concentrada de tóxico emocional, muchas veces un veneno que cultivamos y desarrollamos durante años. Cuando reaccionamos a las malas acciones de alguien dando rienda suelta a sueños de retribución y de odio, estamos envenenando lentamente nuestro corazón y nuestra mente.
Pídele a Dios que lte revele cualquier señal de veneno que haya en tu sistema. Y después, toma una dosis del antídoto: el perdón que solo viene de Él.
Persevera siempre
Un estudio conducido por la National Retail Dry Goods Association señala que los primeros intentos sin éxito llevan a casi la mitad de los vendedores a cierto fracaso. Ponga atención:
48 por ciento de los vendedores hacen una llamada y desisten.
25 por ciento de los vendedores hacen dos llamadas y desisten.
15 por ciento de todos los vendedores hacen tres llamadas y desisten.
12 por ciento de todos los vendedores insisten e insisten e insisten e insisten.
Ellos hacen el 80 por ciento de todas las ventas.
Insistencia es un resorte que nos impulsa al gran salto de las nuevas oportunidades. Son muchos los que se han quedado frustrados en el camino, cuando en realidad había delante de ellos la oportunidad más grande de su vida. Insista, insista e insista porque muy pronto la puerta se te abrirá.
Perverancia es una semilla que cuando germina produce uno de los árboles más frondosos de la vida.
Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia. Luc 8:15
Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Efe 6:18
Tu estas mas entusiasmado por lo facil, o perseveras en tus ganas de lograr la meta. Persevaras en la Fe. Insistes para que el Señor te escuche. Dios te bendiga.