Un labrador anciano tenía varios hijos jóvenes que se llevaban mal entre sí, peleaban constantemente.
Un día les congregó a todos y mando traer unas cuántas varas, las colocó todas juntas e hizo un manojo con ellas, les preguntó cuál de ellos se atrevía a romperlo.
Uno tras otro todos se esforzaron para lograrlo, pero ninguno pudo conseguirlo.
Entonces el padre desató el manojo y tomando las varas una a una les mostró cuán fácilmente se partían, y enseguida les dijo:
-De esta manera, hijos míos, si estáis todos unidos nadie podrá venceros; pero si estáis divididos y enemistados el primero que quiera haceros mal os perderá.
Efesios 4:3
Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza;5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo;6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.