Aunque nunca he visto los árboles Sequoia de California, conocidos como los “Redwoods”, me han comentado que son espectaculares. Algunos llegan a tener hasta 100 metros de altura.
Raramente, estos grandes árboles tienen unos sistemas de raíces inusualmente cortas que solo se encuentran debajo de la superficie del suelo para obtener toda la humedad de la superficie posible. Y esta es su vulnerabilidad.
Sin embargo, muy pocas veces se verá uno de estos gigantes derribado por tormentas porque ellos crecen en rocas y sus raíces
entrelazadas proveen sosten el uno para el otro en tiempo de vientos recios.
Cuando estamos juntos, ya sea como familia, iglesia o amigos, proveemos esta misma clase de sostén.
El dolor y el sufrimiento nos llega a todos. Pero, así como estos gigantes árboles Sequoia, podemos ser sostenidos en esos tiempos díficiles por el toque de las vidas de otros. El saber que tenemos a alguien; que no estamos solos; que hay alguien que está dispuesto a tocarnos, sostenernos, guardarnos de ser destruidos.
Gálatas 6:2 “Sobrellevad los unos las cargas de los otros;”
Romanos 12:15 “Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran.”
1 Corintios 12:26-27 “Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él.